Este 11 de julio, el Papa Francisco dirigió el Ángelus dominical desde el balcón del hospital Gemelli de Roma, donde se recupera de la operación de colon a la que fue sometido el domingo pasado.
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Antes de rezar la oración mariana, el Pontífice agradeció las muestras de cariño que ha recibido por parte de fieles de distintas partes del mundo, lo que destacó en su comentario al Evangelio del día (MC 6, 13) para subrayar la importancia de la unción de los enfermos.
Recordó que los discípulos de Jesús ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. Aseguró que cada persona puede llevar esta unción mediante la atención y la cercanía:
“La ternura de quien cuida a la persona enferma es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima… todos podemos dársela a alguien con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda”.
Posteriormente, se manifestó a favor de proporcionar servicios de salud gratuitos y universales, es decir, que sean accesibles a todos. Subrayó que para lograrlo se requiere la contribución de todos.
El Santo Padre concluyó su alocución uniéndose al llamado de obispos locales por la paz y la armonía nacional en Haití, cuyo presidente fue asesinado la madrugada del miércoles 7 de julio, atentado que dejó gravemente herida a la primera dama.
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