Entre los días 9 y 12 de diciembre de 1531 la Virgen María se aparece al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Le manda decir a fray Juan de Zumárraga, Obispo de México, que erija en su honor un templo. Pero el obispo pide una señal a Juan Diego, pues duda que sea cierto su relato. Por orden de la Virgen, Juan Diego corta rosas y las carga en su tilma.
Cuando la abre para entregar las rosas al obispo, aparece estampada ahí la imagen de María de Guadalupe que hasta la fecha es venerada en México y en todo el mundo. Entonces comienza la construcción de una ermita en el Tepeyac en honor de la Virgen.
En 1555 Mons. Alonso de Montúfar, segundo Obispo de México, ordena la remodelación de la ermita y la imagen de la Virgen de Guadalupe es llevada a ese templo para su veneración.
El templo es reconocido como santuario por la cantidad de fieles y peregrinaciones que recibe. Se consagra una nueva capilla, erigida con limosnas, iluminada por setenta lámparas de plata. El altar mayor tiene un retablo lleno de pinturas y esculturas.
Miguel Sánchez, predicador de la catedral, publica un volumen impreso donde se narran por primera vez de manera escrita las apariciones de la Virgen a Juan Diego. Un año más tarde, el licenciado Luis Lasso de la Vega, vicario de la Capilla del Tepeyac, da a conocer un volumen escrito en náhuatl que narra las apariciones de la Virgen y sus milagros, entre cuyos documentos se encuentra el Nican mopohua.
Para responder al crecimiento del culto guadalupano, en marzo de 1695 comienza la construcción de un nuevo santuario de tres naves, edificado por el arquitecto Pedro de Arrieta. Este es conocido actualmente como Antigua Basílica de Guadalupe, que abrió sus puertas el 1 de mayo de 1709.
El Papa Benedicto XIV confirma a la Virgen de Guadalupe como patrona de México y la dota de una fiesta y Misa propias, cada 12 de diciembre.
Miguel Hidalgo, párroco de Dolores, toma como estandarte para el inicio de la lucha independentista una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Tres años después, el Congreso de Chilpancingo promulga la declaración de Independencia y José María Morelos proclama a la Virgen de Guadalupe como patrona de nuestra libertad.
En 1886 diversos miembros del clero mexicano solicitan a Roma el permiso para coronar a la Virgen de Guadalupe como reina de México. En febrero del siguiente año se otorga el permiso, pero la ceremonia se pospone debido a obras de renovación en el santuario, tiempo durante el cual la imagen permanece en la capilla capuchina.
En octubre de 1895 se lleva a cabo, en la Ciudad de México, la coronación de la Virgen de Guadalupe como Reina y Madre de México. Este suceso implica también el renacimiento público de la Iglesia en México, que en los años precedentes se vio afectada por la reforma liberal.
El 24 de agosto el Papa Pío X proclama a la Virgen de Guadalupe como patrona de América Latina.
Debido al deterioro del santuario y el insuficiente espacio para albergar las grandes peregrinaciones que acudían a venerar a la Virgen de Guadalupe, se autoriza la construcción de una nueva basílica, cuya primera piedra es colocada el 12 de diciembre de 1974.
El 12 de octubre de 1976 la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es trasladada a la nueva sede, misma que es bendecida el día 14 del mismo mes por el Card. Miguel Darío Miranda y Gómez, Arzobispo de México.
Durante su cuarta visita pastoral a México, Su Santidad Juan Pablo II proclama a la Virgen de Guadalupe patrona de todo el continente americano.
