1. Los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1000 años (entre el 900 a.C. y el 100 d.C.).
2. Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces (“Canto de Débora”) y en las denominadas fuentes E (tradición elohísta) y J (tradición yahvista) del Pentateuco o Torá, hacia los siglos X a VIII a.C.
3. El libro completo más antiguo, de Oseas, es también de la misma época.
4. Antes de Cristo había dos versiones de los textos sagrados: el texto masorético (textos en hebreo y arameo) y posteriormente su traducción al griego, que se conoce como la Biblia de los LXX o Septuaginta.
5. Hacia el año 382, la traducción de la Biblia que circulaba en ese tiempo en Occidente (llamada Vetus Latina) tenía muchas variantes, imperfecciones de lenguaje e imprecisiones o traducciones no muy exactas. El Papa Dámaso I encargó a san Jerónimo traducir la Biblia del griego y del hebreo al latín.
6. En el 382 corrigió la versión latina existente del Nuevo Testamento y en la década del 390 comenzó a traducir el Antiguo Testamento directamente del hebreo, completando su obra en el año 405.
7. A la traducción de san Jerónimo se le conoce como la Vulgata (“edición para el uso común”), que fue el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana hasta su “actualización” en 1979.
8. La Neovulgata es la misma versión Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos más recientes. El Papa Juan Pablo II aprobó y promulgó la edición típica en 1979 para que esta nueva versión sirva como base segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas y realizar estudios bíblicos.
La gran historia de la Salvación que Dios nos ha querido “heredar” en el Antiguo y Nuevo Testamentos se escribió en cientos de años, como puedes ver en la siguiente línea del tiempo: