Navidad

La Navidad celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Es una de las fiestas más importantes para nuestra religión. No es la celebración de una fecha, sino de un hecho: el nacimiento del Salvador; por ello, el verdadero sentido de la Navidad es que Dios compartió nuestra vida humana para que nosotros pudiéramos compartir la vida divina.

 

Previo a la Navidad celebramos las posadas, son nueve días que preceden a la Nochebuena y que conmemoran la peregrinación de José y María por la ciudad de Belén, hasta el portal en que fueron recibidos para dar a luz al Salvador. La celebración de Navidad inicia con el nacimiento de Jesús y continúa hasta el día del Bautismo el Señor.

El nacimiento de Jesús

¿Qué significan las figuras del nacimiento?

Cielo estrellado

Jesús trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan
las tinieblas del sufrimiento.

Niño Jesús

Guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle su amor al mundo.

La estrella y los ángeles

Son nuestra guía y protección cuando vamos en camino a adorar al Señor.

La Virgen María

La Madre de Dios no tiene a su HIjo para sí misma, sino que pide a todos que atiendan a su Palabra.

Musgo

Huerba que deja pisarse por todos los pies, sin importar su clase o posición.

San José

Es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia. Confió plenamente en la voluntad de Dios.

Los pastores

Los más humildes y pobres fueron quienes supieron acoger el acontecimiento de la encarnación.

Los reyes magos

Viajaron desde muy lejos.
Eran hombres ricos y sabios que no dudaron en arrodillarse frente a Jesús.

La gente común

Representan la santidad cotidiana, la alegría de hacer extraordinario lo cotidiano.

Según los evangelios de Mateo y Lucas

Anuncio del nacimiento de Jesús

El ángel Gabriel, que fue enviado por Dios a María la Virgen para anticipar el nacimiento de Jesús.

Nacimiento de Jesús

Jesús nació en Belén (provincia de Judea), Lo envolvió en manta y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.

Los sabios de Oriente

Vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: "¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle".

Presentación de Jesús

Conforme a la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarle al Señor, para hacer por él conforme al rito de la ley.

Huida a ejipto

José dijo: "Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo".

Jesús en el templo

Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Mt 1, 1-17

1 Tabla genealógica de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

2 Abraham fue el padre de[a] Isaac;

Isaac, padre de Jacob;

Jacob, padre de Judá y de sus hermanos;

3 Judá, padre de Fares y de Zera, cuya madre fue Tamar;

Fares, padre de Jezrón;

Jezrón, padre de Aram;

4 Aram, padre de Aminadab;

Aminadab, padre de Naasón;

Naasón, padre de Salmón;

5 Salmón, padre de Booz, cuya madre fue Rajab;

Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut;

Obed, padre de Isaí;

6 e Isaí, padre del rey David.

David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías;

7 Salomón, padre de Roboán;

Roboán, padre de Abías;

Abías, padre de Asá;

8 Asá, padre de Josafat;

Josafat, padre de Jorán;

Jorán, padre de Uzías;

9 Uzías, padre de Jotán;

Jotán, padre de Acaz;

Acaz, padre de Ezequías;

10 Ezequías, padre de Manasés;

Manasés, padre de Amón;

Amón, padre de Josías;

11 y Josías, padre de Jeconías[b] y de sus hermanos en tiempos de la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia,

Jeconías fue el padre de Salatiel;

Salatiel, padre de Zorobabel;

13 Zorobabel, padre de Abiud;

Abiud, padre de Eliaquín;

Eliaquín, padre de Azor;

14 Azor, padre de Sadoc;

Sadoc, padre de Aquín;

Aquín, padre de Eliud;

15 Eliud, padre de Eleazar;

Eleazar, padre de Matán;

Matán, padre de Jacob;

16 y Jacob, padre de José, que fue el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

17 Así que hubo en total catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce desde la deportación hasta el Cristo.

Lc 2, 1-20

Nacimiento de Jesús

 

Por aquellos días Augusto César decretó que se levantara un censo en todo el Imperio romano. (Este primer censo se efectuó cuando Cirineo gobernaba en Siria). Así que iban todos a inscribirse, cada cual a su propio pueblo.

También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.

 

Los pastores y los ángeles

 

En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. 10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. 11 Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

13 De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:

14 «Gloria a Dios en las alturas,
    y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».

15 Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer».

16 Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. 17 Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, 18 y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. 20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.

Mt 2, 1-12

Visita de los sabios

 

Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.

—¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse[b] su estrella y hemos venido a adorarlo.

Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

—En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta:

»“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá,
    de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá;
porque de ti saldrá un príncipe
    que será el pastor de mi pueblo Israel”».

Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo:

—Vayan e infórmense bien de ese niño y, tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.

Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría. 11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. 12 Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

 

La huida a Egipto

 

13 Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

14 Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, 15 donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».[d]

16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios. 17 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:

18 «Se oye un grito en Ramá,
    llanto y gran lamentación;
es Raquel, que llora por sus hijos
    y no quiere ser consolada;
¡sus hijos ya no existen!»

 

El regreso a Nazaret

 

19 Después de que murió Herodes, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto 20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, que ya murieron los que amenazaban con quitarle la vida al niño».

21 Así que se levantó José, tomó al niño y a su madre, y regresó a la tierra de Israel. 22 Pero, al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido por Dios en sueños, se retiró al distrito de Galilea, 23 y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. Con esto se cumplió lo dicho por los profetas: «Lo llamarán nazareno».

 

Lc 2, 22-38

Presentación de Jesús en el templo

 

21 Cuando se cumplieron los ocho días y fueron a circuncidarlo, lo llamaron Jesús, nombre que el ángel le había puesto antes de que fuera concebido.

22 Así mismo, cuando se cumplió el tiempo en que, según la ley de Moisés, ellos debían purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. 23 Así cumplieron con lo que en la ley del Señor está escrito: «Todo varón primogénito será consagrado[d] al Señor».[e] 24 También ofrecieron un sacrificio conforme a lo que la ley del Señor dice: «un par de tórtolas o dos pichones de paloma».[f]

25 Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención[g] de Israel. El Espíritu Santo estaba con él 26 y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, 28 Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios:

29 «Según tu palabra, Soberano Señor,
    ya puedes despedir a tu siervo en paz.
30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
31     que has preparado a la vista de todos los pueblos:
32 luz que ilumina a las naciones
    y gloria de tu pueblo Israel».

33 El padre y la madre del niño se quedaron maravillados por lo que se decía de él. 34 Simeón les dio su bendición y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño está destinado a causar la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y a crear mucha oposición,[h] 35 a fin de que se manifiesten las intenciones de muchos corazones. En cuanto a ti, una espada te atravesará el alma».

36 Había también una profetisa, Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana; casada de joven, había vivido con su esposo siete años, 37 y luego permaneció viuda hasta la edad de ochenta y cuatro.[i] Nunca salía del templo, sino que día y noche adoraba a Dios con ayunos y oraciones. 38 Llegando en ese mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

39 Después de haber cumplido con todo lo que exigía la ley del Señor, José y María regresaron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía; progresaba en sabiduría, y la gracia de Dios lo acompañaba.

guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. 20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.

Mt 2, 13-23

La huida a Egipto

 

13 Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

14 Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, 15 donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».[d]

16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios. 17 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:

18 «Se oye un grito en Ramá,
    llanto y gran lamentación;
es Raquel, que llora por sus hijos
    y no quiere ser consolada;
¡sus hijos ya no existen!»

 

El regreso a Nazaret

 

19 Después de que murió Herodes, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto 20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, que ya murieron los que amenazaban con quitarle la vida al niño».

21 Así que se levantó José, tomó al niño y a su madre, y regresó a la tierra de Israel. 22 Pero, al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Advertido por Dios en sueños, se retiró al distrito de Galilea, 23 y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. Con esto se cumplió lo dicho por los profetas: «Lo llamarán nazareno».

Lc 2, 41-52

El niño Jesús en el templo

 

41 Los padres de Jesús subían todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. 42 Cuando cumplió doce años, fueron allá según era la costumbre. 43 Terminada la fiesta, emprendieron el viaje de regreso, pero el niño Jesús se había quedado en Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. 44 Ellos, pensando que él estaba entre el grupo de viajeros, hicieron un día de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos. 45 Al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca de él. 46 Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Todos los que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas. 48 Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados.

—Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? —le dijo su madre—. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados!

49 —¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?

50 Pero ellos no entendieron lo que les decía.

51 Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Pero su madre conservaba todas estas cosas en el corazón. 52 Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de toda la gente.