Conversión en el Amazonas
De su experiencia misionera en el Amazonas, el P. Oscar Mario Romero Becerra, MG nos comparte el relato de fe de una persona que se convirtió al cristianismo gracias a que su familia y su comunidad pidieron por él ante su enfermedad.
Julio 10, 2025
Autor: P. Oscar Mario Romero Becerra, MG
Conocí a Toolsidas Pooran en el área misionera del Inmaculado Corazón de María en la periferia de Manaos, Amazonas, zona pastoral encomendada a los Misioneros de Guadalupe (MG) desde 2015.
Toolsidas pertenecía a una familia procedente de la India. Sus abuelos emigraron a la Guyana inglesa como empleados de blancos para trabajar en los campos agrícolas. Ellos profesaban la religión hindú. Tuvieron una vida muy difícil, de muchas carencias y exceso de trabajo. Por invitación de su hermano, emigró al norte del Brasil en búsqueda de mejores condiciones de vida. Llegaron al estado de Amazonas, en donde se dedicaron a trabajar como agricultores en el campo a la orden de un hacendero que se comportó muy duro con ellos. Trabajaron durante un año con amenaza de que no podían salir de ese lugar bajo pena de ir presos por estar ilegales en el país y debido a sus costumbres y lengua diferentes.
A pesar de las amenazas, Toolsidas decidió emigrar a la gran ciudad de Manaos, a un barrio periférico donde laboró en una tienda que vendía peces ornamentales. Ahí conoció a su esposa, de nombre Katia, originaria de un pueblo indígena llamado arawaks de la Guyana inglesa. Fue evangelizada en su niñez por misioneros ingleses, mujer de grandes valores y de una fe inquebrantable. Después de un tiempo de noviazgo, decidieron casarse para vivir juntos. Procrearon una hija.
Luego de pasar por varios empleos y buscar un lugar estable para vivir, fueron a parar al barrio de santa Etelvina, donde se encuentra el área misionera del Inmaculado Corazón de María. Con grandes esfuerzos, consiguieron construir su anhelado hogar. A pesar de la gran devoción que su esposa testimoniaba sobre Jesucristo, Toolsidas continuaba con sus costumbres de la religión hindú heredada de sus padres y abuelos. Aun cuando se llevaban muy bien entre ellos, Katia sufría mucho debido a que su marido no vivía la misma fe católica que ella, pero nunca se desesperó, pues confiaba en que Dios podría obrar el milagro y oraba fervientemente por su conversión. Sin embargo, con alguna frecuencia, Toolsidas acompañaba a su esposa e hija a las celebraciones dominicales en la comunidad, siendo muy respetuoso de lo que ahí se ofrecía y comportándose muy amistoso con las personas.
En febrero de 2017, Toolsidas adquirió varias y graves enfermedades en su cuerpo, llevándolo a quedar en cama sin casi poderse mover y mucho menos ir a trabajar o llevar una vida normal, por lo que quedó al cuidado de su esposa Katia y su hija Elizabeth. Debido a las complicaciones que sufría, fue internado varias veces en el hospital.
Los médicos descubrieron la gravedad de sus enfermedades: riñones paralizados, enfisema pulmonar, corazón agigantado, cáncer en la sangre (leucemia), parálisis en las piernas. Los médicos no le daban mucha esperanza de vida. Al saber de esto, hubo una conmoción en la comunidad católica, entre amigos y conocidos, y hermanos de la Iglesia. Los MG que estábamos encargados de esa zona los visitábamos con mucha frecuencia, en ocasiones en su casa y otras veces en el hospital, para animarlos y consolarlos en esos tiempos difíciles.
La comunidad, por su parte, se unió en oración por Toolsidas y su familia. Toolsidas, sintiendo el amor de Dios y todo lo que estaba haciendo la comunidad alrededor suyo, cayó en una profunda reflexión personal sobre los hechos y milagros de Nuestro Señor Jesucristo, que ya había escuchado en las celebraciones en las que participaba con su esposa e hija.
En una de las visitas de los padres MG, en el lecho de su cama, pidió ser bautizado y se comprometió a que, a partir de ese día, creería con su corazón en la persona de Jesús y abandonaría las prácticas de la religión de sus padres. Días después, todo se dispuso para que Toolsidas recibiera el don del bautismo en el hospital, adoptando el nombre cristiano de Paulo.
Pasado el tiempo, comenzó a mejorar su condición de salud y pidió a su familia que lo llevara en una silla de ruedas a la iglesia, pues deseaba participar en la Eucaristía. Su salud continuó mejorando y Paulo comenzó a testimoniar lo que Dios, a través de su conversión, estaba haciendo con su vida.
Actualmente, Paulo Pooran, aunque con algunas limitaciones, se recuperó lo suficiente para retomar su trabajo, manejar su camioneta y dar testimonio de su vida y conversión en las comunidades.
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