Antigua Basílica de Guadalupe celebra “Oración Interreligiosa por la Paz”

Líderes de diferentes confesiones religiosas de México se reunieron, en la Antigua Basílica de Guadalupe, para rezar por la paz y reafirmar su compromiso con la construcción de una sociedad más solidaria y fraterna.

Este 10 de junio, líderes de diferentes confesiones religiosas de México se reunieron en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, de la Antigua Basílica de Guadalupe, para rezar la “Oración Interreligiosa por la Paz” y encendieron veladoras como un signo de compromiso con la construcción de una sociedad más solidaria y fraterna.

 

El encuentro, convocado por la Comisión de Diálogo Interreligioso de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), inició con la lectura del capítulo octavo de la encíclica Fratelli Tutti  del Papa Francisco, que habla acerca del servicio de las religiones a favor del prójimo y contra la violencia.

 

Al concluir esta lectura, los representantes de cada confesión rezaron la “Oración Interreligiosa por la Paz”, como una plegaria conjunta, pero integrada por sus distintos ritos, liturgia y tradición.

 

Entre los participantes estuvieron: la Iglesia católica; Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Constantinopla; Iglesia Ortodoxa en América; Comunión Anglicana; Iglesia Luterana; Iglesia de Dios Pentecostal en México; Comunidad Bet El; Comunidad Baha’í de México; Concilio Islámico Mexicano; Iglesia Católica Greco-Melquita, y la Iglesia Maronita.

 

Al finalizar el rezo, Mons. Franco Coppola, Nuncio Apostólico en México, explicó la importancia de esta convocatoria, que surge principalmente a raíz del conflicto que padece Tierra Santa, y pronunció la oración  del Papa Francisco por la paz, que elevó a Dios el 8 de junio de 2014, en los Jardines Vaticanos, junto con el presidente de Israel y el de la Organización por la Liberación palestina:

“Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica. Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas… Pero nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos la valentía para decir: «¡Nunca más la guerra!»; «con la guerra, todo queda destruido». Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz. Señor, Dios de Abraham y los Profetas, Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino. Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón. Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz. Y que sean desterradas del corazón de todo hombre estas palabras: división, odio, guerra. Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén”.

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