Oraciones

Oraciones diarias


¡Alabanza, honor, gloria y acción de gracias te sean dadas siempre, oh, Santísima Trinidad!

Dios todopoderoso y eterno, en unión con todos tus elegidos del cielo y de la tierra, te adoro, te amo, te alabo y te doy gracias por haberme conservado la vida hasta este momento; por haber entregado a tu Hijo unigénito a la muerte de cruz por mí y por mis pecados. Te doy gracias por haberme llamado a la fe católica à la vida misionera, por y a haberme perdonado tantas veces mis pecados, por haberme guardado durante esta noche bajo la vigilante y misericordiosa protección de tu providencia.

¿Qué podré darte a cambio de tantos beneficios tuyos? Recibe, al menos, todo mi amor y toda mi gratitud. De mí mismo nada tengo, nada puedo hacer digno de ti; mas, ya que por mediación de Jesús, mi redentor, puedo acercarme a ti, te ofrezco humildemente, en unión con Él y por su Sagrado Corazón, todo lo que soy: mi cuerpo, mis sentidos, las potencias todas de mi alma. Propongo firmemente, con tu ayuda, no pensar, hablar o hacer cosa alguna que sea indigna de un hijo tuyo, para servirte y para cooperar contigo en la evangelización de los no cristianos.

Ayúdame, Señor mío, a refrenar mis malas inclinaciones; guíame y sostenme en todos mis pasos. Que mis pensamientos, palabras y acciones sean todos ordenados a tu mayor gloria, mi propia santificación y bienestar de mis semejantes, siguiendo el camino de tus mandatos.

Padre nuestro... Ave María... y Credo...

Señora y madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti y, en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día y para siempre mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, joh, madre de bondad!, guárdame y defiéndeme como verdadero hijo(a) tuyo(a). Amén.

Ángel de Dios, que eres mi custodio, bajo cuya tutela me ha puesto la Divina Bondad, en este día y siempre ilumíname, defiéndeme, dirígeme y gobiérname. Amén.

Señor nuestro, concédeme el privilegio de ser el umbral por el que las multitudes vengan a adorarte. Y si en procurar el anuncio de tu Evangelio fuera hollado, escupido y despreciado, sentiré la dicha de haber cooperado contigo, de alguna manera, en la redención de la humanidad, y me habré hecho el camino por el cual habrás llegado a ella. Amén.

Todo lo ofrezco hoy en favor y según las intencio- nes de quienes me hacen el bien. Señor, tú conoces mi flaqueza y mi pequeñez; no me abandones jamás, sino antes protégeme con tu auxilio.

Hazme un verdadero discípulo de Cristo: paciente en las contrariedades y sufrimientos, fiel hasta la muerte y generoso en el cumplimiento de mis deberes cotidianos.

El Señor nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.. Amén.

Recibe, Dios mío, te lo suplico, los días que me res- tan de existencia. Renuevo las promesas del Bau- tismo, renunciando al mal, y prometo vivir en adelante como auténtico cristiano.

Padre, prometo obrar en este día de tal manera que todas mis acciones te sean agradables. Cuidaré de evitar mis faltas dominantes y de practicar las virtudes a las que me has llamado.

Te ofrezco la vida, pasión y muerte de tu Hijo, Je sucristo, y con ellas mis resoluciones y propósitos, mis pensamientos, obras y palabras, los dolores y las alegrías de este domingo y de toda mi vida. Amén.

¡Alabanza, honor, gloria y acción de gracias te sean dadas siempre, oh, Santísima Trinidad!

Habiendo llegado al final de este día que tú, Padre, me has concedido, me acerco hasta ti y en unión con Jesucristo, tu Hijo, te doy gracias por todos tus beneficios, especialmente por haberme ayudado a perseverar hasta este momento, por haberme auxiliado con tu gracia y por haberme librado de tantos peligros a los cuales estoy expuesto cada día.

Por desgracia, para corresponder a tan innumera- bles favores, en à lugar de servirte con toda mi alma y con todo mi corazón, siento que muchas veces he resistido a las inspiraciones del Espíritu y me he rebelado contra ti.

Muéstrame, pues, mis culpas en toda su deformidad y hazme concebir un gran dolor de ellas a fin de que resuelva no ofenderte más. Amén.

Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Amén.

Dios todopoderoso y eterno, que has querido asis- tirnos en el trabajo que nosotros, tus pobres siervos, hemos realizado hoy, recibe nuestra ofrenda en la que te damos gracias por todos los beneficios que de ti hemos recibido. Amén.

Padre de toda sabiduría, instrúyenos en tus caminos. Cristo, imagen eterna del Creador, haznos encontrar la verdad. Espíritu Santo, luz divina, ilumina siempre nuestras mentes para que aprendamos lo que es justo y bueno, a fin de que, habiéndolo aprendido, lo pongamos en obra. Amén.

Bendícenos, Señor; bendice los alimentos que vamos a tomar; bendice a quienes los han preparado. Da pan a los que tienen hambre y hambre de ti a los que tenemos pan. Amén.

Te damos gracias, Señor, por estos alimentos que acabamos de recibir y te pedimos que, juntos, los comamos en la patria celestial. Amén.

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