La Iglesia universal señala que el año litúrgico está constituido por 6 tiempos o estaciones: Adviento, Navidad, Cuaresma, Sagrado Triduo Pascual, Pascua y Tiempo Ordinario.

Asimismo, precisa que el nuevo Calendario Litúrgico 2025 iniciará con el primer Domingo de Adviento el 1 de diciembre de 2024 y concluirá el sábado posterior a la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, que será el domingo 23 de noviembre de 2025.

Pero algo que quizás se conoce menos es que el calendario litúrgico tiene un ciclo trienal. Es decir, que se repite cada tres años, y rige principalmente sobre las lecturas bíblicas de las Misas del domingo.

El Adviento es el primer periodo del año litúrgico cristiano, es decir, con este tiempo comenzamos el año para nuestra Iglesia católica, este tiempo consiste en un periodo de preparación de cuatro semanas previas al nacimiento de Jesús.

El término Adviento viene del latín adventus, que significa “venida.” Este es un tiempo de alegría y agradecimiento porque esperamos la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. Estas cuatro semanas son una oportunidad para prepararse en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

Durante este tiempo estamos invitados a prepararnos espiritualmente en un camino de renovación interior para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, por ello, en la liturgia de la Iglesia se emplea el color morado, para simbolizar que estamos en un tiempo de recogimiento y penitencia.

Una costumbre significativa y de gran ayuda durante este tiempo es preparar una corona de Adviento, que simboliza el primer anuncio previo a la Navidad.



Durante el Adviento, en iglesias y en hogares se coloca una corona de ramas, llamada “corona de Adviento”. Ésta tiene cuatro velas que se encienden progresivamente, una cada domingo, al hacer la oración en familia.

La corona se coloca en algún punto de reunión familiar en la casa, como la mesa familiar o en la sala y, una vez reunidos, se realiza el encendido de la primera vela.

Únete cada domingo al rezo y encendido de las velas de la corona de Adviento.



Para prepararnos mejor en este Adviento, podemos seguir las acciones diarias de este Calendario de Adviento, además, puedes seguirlo en familia.

imagenMG-1

El Adviento es el primer periodo del año litúrgico cristiano, es decir, con este tiempo comenzamos el año para nuestra Iglesia católica, este tiempo consiste en un periodo de preparación de cuatro semanas previas al nacimiento de Jesús.

El término Adviento viene del latín adventus, que significa “venida.” Este es un tiempo de alegría y agradecimiento porque esperamos la llegada de Nuestro Señor Jesucristo. Estas cuatro semanas son una oportunidad para prepararse en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

Durante este tiempo estamos invitados a prepararnos espiritualmente en un camino de renovación interior para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, por ello, en la liturgia de la Iglesia se emplea el color morado, para simbolizar que estamos en un tiempo de recogimiento y penitencia.

Una costumbre significativa y de gran ayuda durante este tiempo es preparar una corona de Adviento, que simboliza el primer anuncio previo a la Navidad.

Durante el Adviento, en iglesias y en hogares se coloca una corona de ramas, llamada “corona de Adviento”. Ésta tiene cuatro velas que se encienden progresivamente, una cada domingo, al hacer la oración en familia.

La corona se coloca en algún punto de reunión familiar en la casa, como la mesa familiar o en la sala y, una vez reunidos, se realiza el encendido de la primera vela.

Únete cada domingo al rezo y encendido de las velas de la corona de Adviento.

Para prepararnos mejor en este Adviento, podemos seguir las acciones diarias de este Calendario de Adviento, además, puedes seguirlo en familia.

imagenMG-1

Los invitamos a realizar el rezo para el encendido de cada vela de la corona de Adviento en familia,
pueden descargarlos aquí:

Primer Domingo

San Lucas
21, 25-28. 34-36

Segundo Domingo

San Lucas
3, 1-6

Tercer Domingo (de Gaudete)

San Lucas
3, 10-18

Cuarto Domingo

San Lucas
1, 39-45