Vivir la vocación junto a otros
Aprender a vivir en armonía con los demás y descubrir la vocación desde lo colectivo, es la invitación que hace a los jóvenes el P. Manuel Hernández Rivera, MG.
Agosto 21, 2025
Autor: P. Manuel Hernández Rivera, MG
La vocación, como regalo de Dios
para su pueblo, debe ser vivida con los demás.
Queridos Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe (MG), soy el padre Manuel, responsable del Centro de Orientación Vocacional (COV) en la zona occidente del país, y con cariño escribo estas líneas para reflexionar sobre la temática que propuso el Papa Francisco(†) sobre la convivencia común, pero desde la vocación.
El Papa Francisco siempre insistió en ello; convivir no es más que la acción de vivir en compañía y, por tanto, tener la conciencia de que vivo mi existencia junto con los demás. Los seres humanos no somos seres solitarios, sino que nos desarrollamos y plenificamos con los demás; es decir, con la comunidad.
Sin embargo, las sociedades modernas subrayan cada vez más el individualismo y marcan las diferencias que, en lugar de ser motivo de riqueza por la diversidad cultural, son utilizadas para fomentar el odio entre las personas, clases sociales y naciones.
En medio de estas situaciones, una vez más resuena la invitación para que sepamos vivir en armonía con los demás. En este sentido, la vocación (ese llamado personal que Dios tiene para cada uno) nunca se vive en soledad, pues sería una contradicción en su esencia, porque todo llamado supone una relación con Dios, así como una misión para su pueblo.
En primer lugar, la vocación fundamental es el llamado a la vida o existencia. Somos invitados a acoger la vida como un don que viene de Alguien, pues uno no se da la vida por sí mismo o por simple deseo, sino que Otro nos la ha regalado. Esta vida comienza con otros y se comparte con la familia en la que hemos sido acogidos.
En segundo lugar, descubrimos que el que nos ha regalado la vida es el Otro con mayúscula; es decir, Dios, quien nos invita a la comunión con Él y nos oferta su amistad. Este segundo llamado es a la santidad y requiere una decisión: vivir para Dios.
Por último, hay una vocación particular, un lugar en la misión de la Iglesia en el que se nos invita a vivir nuestra vida para el servicio de los demás, ya sea como laico que ayuda a construir el Reino de Dios desde su ámbito cotidiano, como religioso o religiosa que vive una dimensión particular del Evangelio o como sacerdote, en la tarea de ser “otro Cristo” sirviendo a los hermanos que buscan a Dios.
La vocación sacerdotal misionera es un don particular que Dios nos ha regalado a algunos, pues somos llamados y enviados a compartir una Buena Noticia en contextos ajenos: “Dios camina junto a nosotros porque nos ama y nos salva en Cristo Jesús”. Desde este anuncio, vivimos nuestra vocación a través de diferentes tareas: la promoción de la dignidad de la persona, la justicia y la paz, los derechos de una vida y educación digna para celebrar juntos la fe como Iglesia que camina hacia el encuentro definitivo con Dios.
En efecto, mi vocación y la de tantos hermanos MG se ha forjado en la relación con la comunidad. Agradezco a Dios por tantas personas que he encontrado en mi camino y me han enseñado a recibir la vida como un don, la vida cristiana como un regalo del Señor y la vocación sacerdotal misionera como un llamado particular.
Padrinos y Madrinas, deseo que cada joven se atreva a reconocer el llamado que Dios le tiene, subiendo cada escalón vocacional y viviéndolo junto a los demás. Oremos cada día por las vocaciones; de manera particular, por las vocaciones al sacerdocio misionero.
¡Acércate y descubre tu misión! Contáctanos y contribuye a llevar el Evangelio donde más se necesita:
- Línea Misionera 800 00 58 100, de lunes a viernes, de 8:30 a 18:00 horas
- CENTRO: 55 1195 6647
- SURESTE: 99 92974492
- OCCIDENTE: 33 33541836
- Norte: covnorte@mgpe.org
- cov@mgpe.org
- Centro de Orientación Vocacional (COV)
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