Cantos, danza y tradición
Cuando un misionero arriba a la tierra de Misión, debe adaptarse a las tradiciones del lugar, como nos comparte el P. Marcos Iván Aguirre Segura, sobre su experiencia diaconal en la Misión de Mozambique.
Noviembre 20, 2024

Autor: P. Marcos Iván Aguirre Segura, MG
Estimados Padrinos y Madrinas, como saben, realicé mi servicio diaconal en la Misión de Mozambique, experiencia que fue muy agradable, enriquecedora y llena de retos.
Estuve colaborando en la provincia de Jecua, Manica, en el Seminario Propedéutico de San Carlos Lwanga, así como en la Parroquia de Cristo Rey de Jecua y sus distintas comunidades.
En esta ocasión, quiero compartirles algunos aspectos que llamaron mi atención; comenzaré con algo muy particular del pueblo de Mozambique: su alegría y la forma de dar gracias a Dios, la cual se manifiesta a través del baile y el canto.
Cuando llegué a la Misión, noté que esto era peculiar, ya que en las celebraciones litúrgicas, desde que inicia el canto de entrada hasta el de salida, todo es danza, y los cantos son muy alegres, con excepción del canto penitencial, en el cual la asamblea entera se pone de rodillas, agachan la mirada y piden perdón a Dios por medio de la melodía.
Esta cuestión del canto y la danza no se queda solo en las celebraciones de la misa, sino que va más allá, porque, para estas comunidades, es una manera de agradecer, recibir e incluso despedir a una persona cuando se va a otro lugar; es parte de su cultura y tiene un significado muy profundo.
Algo a lo que me costó mucho trabajo adaptarme fue a realizar el baile dentro de la misa; sin embargo, poco a poco, me integré y, cuando bajaba del altar para bailar junto a ellos, comenzaban a tocar los batuques y a cantar más fuerte en señal de agradecimiento por realizar ese gesto tan sencillo que para ellos significó mucho.
De igual manera, cuando tuve la oportunidad de visitar algunas casas de los fieles, primero me daban una silla para sentarme y después comenzaban a cantar y a bailar; asimismo, cuando caminábamos de una comunidad a otra, iban cantando por el camino, o incluso al ir en una de las camionetas a una comunidad, le dábamos “aventón” a las personas y todos cantaban en el trayecto.
Durante este tiempo, me tocó ver y reconocer las diferentes formas de danzar que tienen, de acuerdo con las circunstancias, y participar de estas danzas junto a ellos.
Otra cosa que me llamó la atención es el sentido de comunidad que se tiene, ya que desde el saludo de la mañana o si ves a alguna persona por la tarde, se realiza un tipo de interrogatorio que involucra a la familia, o incluso a la misma comunidad, y después de saber cómo están todos los integrantes, se pueden pasar algunos minutos hablando de cualquier tema conveniente.
Queridos Padrinos y Madrinas, sirvan estas líneas para compartirles un poco de mi vivencia en la Misión de Mozambique; asimismo, me gustaría agradecerles por el enorme esfuerzo que realizan al apoyarnos. Les pido que sigan orando por mí y tengan por seguro que estarán siempre en mis oraciones.
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