Por el trabajo digno y humano
El trabajo debe ser productivo y retribuirse de manera justa y digna, como reflexiona desde la Misión de Estados Unidos el P. Salvador Rojas Vega, MG.
Mayo 22, 2025

P. Salvador Rojas Vega, MG
“Oremos para que a través del trabajo se realice
cada persona, se sostengan las familias con dignidad
y se humanice la sociedad”.
Existe una frase que se le atribuye al cantante Juan Gabriel: “Dices que me quieres mucho, pero me tienes trabajando”, la cual refleja el sentir de muchas personas en relación con el trabajo. En realidad, varios lo consideran un castigo o una carga difícil de sobrellevar. Hay quienes no encuentran sentido a las fatigas del trabajo, ya sea porque no han podido encontrar uno de acuerdo con su profesión y habilidades, o consideran que no son bien remunerados en lo que hacen. Existe quien se expresa diciendo: “¡Cómo me gustaría no tener que trabajar!” Reflexionando un poco sobre este tema, ¿qué nos dice la Biblia sobre el sentido del trabajo?
El origen del trabajo está descrito en el libro del Génesis. En el pasaje de la Creación (contenido en los dos primeros capítulos), Dios es el primer trabajador, ocupado con la creación del mundo.
La Biblia dice que Dios trabajó por seis días y descansó al séptimo. Él fue el primero en trabajar sobre la tierra; por lo tanto, el trabajo legítimo refleja la actividad de Dios. Debido a que Él es naturalmente bueno, el trabajo también lo es: “Y Dios vio que todo era bueno”.
Él examinó y evaluó la calidad de Su trabajo y, cuando determinó que lo había hecho bien, se complació con el resultado. Por este ejemplo, es evidente que el trabajo debe ser productivo y debe realizarse de manera que produzca los resultados de la más alta calidad. La recompensa por el trabajo es el honor y la satisfacción.
Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza. “Tomó, pues, Yahvé al hombre y le dejó en el jardín del Edén para que lo labrase y cuidase”. Dios creó al hombre para que trabajara en el mundo con Él y continuara la recreación progresiva del orbe.
En la cultura asiática, se tiene muy arraigado el hecho de que la compañía para la que se trabaja es como la segunda familia y si a ella le va bien, también al trabajador y a su familia. Aunque en muchas de las organizaciones asiáticas se valora al empleado y su trabajo, no deja de haber injusticias en cuanto a salarios, condiciones laborales no aptas, discriminación o acoso, pero el trabajo es considerado como el medio por el cual las familias pueden satisfacer sus necesidades y, además, cada uno aporta su granito de arena al progreso de la empresa y la construcción de la sociedad.
Ahora que estoy colaborando en nuestra Misión de los Estados Unidos, veo los retos y expectativas de trabajo de la gente en Los Ángeles, California. Es un hecho que todos (nativos, ciudadanos, residentes, emigrantes legales o ilegales), han contribuido y siguen aportando con su trabajo al progreso de la economía de este país.
Desafortunadamente, hay quienes continúan viendo hacia abajo a los que desempeñan trabajos del campo, de la construcción o trabajos rudos, que, en definitiva, son la base de la economía y la alimentación. Es cierto que todos debemos estar bajo la ley y que nuestra aportación a la sociedad y al país donde nos encontremos debe ser legal, pero cuando se valora el trabajo de los demás y su importancia para el progreso y bienestar de todos (y cuando no se tiene mano de obra local para esas faenas rudas), en lugar de desecharlos o deportarlos, se podría perseguir el bien común y ver la forma de legalizar lo ilegal.
En su gran mayoría, las personas latinas son muy trabajadoras y vienen a buscar mejores recursos para cubrir las necesidades de sus familias. Su esfuerzo y trabajo son lo que ellos pueden darles y además ayudan al progreso del país.
Pidamos al Señor por todos los que sufren injusticias, acoso, vejación y malos tratos en sus trabajos, para que Dios permita que tengan un ambiente laboral en el que se les valore y retribuya justamente, a fin de que todas las familias puedan vivir en dignidad, satisfaciendo sus necesidades básicas.
Como dice la intención del Papa, el trabajo tiene la función de realizar a la persona, y con la remuneración justa, debe satisfacer las necesidades familiares de manera digna y humana.
Finalmente, recordemos que san Pablo nos dice: “Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado de que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A esos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan” (2 Tes 3, 10-12).
Les deseo a todos que tengan un feliz y fructífero trabajo.
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