Fiesta de todos los santos
¿Quiénes son los santos y qué se necesita para ser santo? Rosa María, Promotora vocacional de los Misioneros Laicos Asociados (MLA), nos comparte una reflexión sobre la santidad.
Octubre 31, 2024

Autor: Rosa María Guadalupe Becerril, Promotora vocacional MLA
Este mes inicia con una gran celebración, la fiesta de Todos los Santos, que antecede a la celebración de los Fieles Difuntos.
Pero, ¿qué es ser santos? ¿Quiénes son los santos o a quiénes celebramos en esta fiesta? ¿Qué se necesita para ser santo? Ser santos es, simplemente, cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida y hacerlo de manera alegre. Es tener siempre presente que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y actuar en consecuencia. Es dejarnos amar por Dios, dejarnos guiar por Jesús y dejarnos habitar por el Espíritu Santo.
Los santos son esos hermanos nuestros en la fe, mujeres y hombres de diferentes edades, razas y vocaciones, que buscaron hacer vida la Palabra de Dios, luchando por vencer sus propios defectos, perdonar a quien los lastimaba y darse a los demás en sus actividades cotidianas.
Y no todos están en los altares ni son universalmente conocidos e invocados; muchos, la gran mayoría, han pasado “inadvertidos”, excepto por quienes tuvieron oportunidad de convivir con ellos.
¿Quién no conoció a ese señor que supo hacer la vida más amable para otros, que cumplió a cabalidad su misión como padre y esposo, todo por amor a Dios? ¿O a esa mujer gentil que dedicaba su tiempo y recursos a compartir la fe con los niños del catecismo? ¿O a la viejita que supo poner en la cruz de Jesús su soledad, su enfermedad y sufrimiento, dándoles así un valor redentor? Ellos buscaron a Dios, viviendo sus bienaventuranzas todos los días; aunque les costara mucho trabajo, no se daban por vencidos, pues anhelaban una sola cosa: contemplar a Dios cara a cara. ¡Y seguro lo lograron! Es probable que estén ante Él intercediendo también por nosotros.
De manera especial, los celebramos el 1 de noviembre. A ellos, que ofrecieron su vida por el Reino, haciéndolo sin pretender ni figurar. Algunos bajo el techo de su hogar, criando una familia, o en su lugar de trabajo, dando testimonio callado y efectivo de su fe. O en un convento, en una casa de formación o en la parroquia. En el servicio fiel y callado, en el amor entregado y fructífero...
Y ahora viene la pregunta del millón: “¿Qué necesito para ser santo?” Primero, tu deseo de serlo. San Agustín nos dice: “El que te creó sin ti, no te salvará sin ti”, refiriéndose a que Dios nos ha creado libres, incluso para no aceptar su voluntad y rechazar lo que quiere para nosotros.
Después, es necesario limar lo que nos estorba en nuestra relación con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos.
De hecho, tu vocación es tu trayecto a la santidad y cada camino es diferente. Pero hay dos “paradas obligadas”. Cualquier vía hacia la santidad pasa, necesariamente, por la devoción a la Virgen María y el amor a la Eucaristía. Sin la intercesión de Ella y sin alimentarnos con el Cuerpo y Sangre de Jesús, la santidad es casi imposible.
¿Quieres saber si la misión ad gentes es tu camino a la santidad? ¡Ponte en contacto con nosotros, preguntemos juntos a Dios cuál es su sueño para ti.
Tú puedes contribuir a llevar el Evangelio donde más se necesita, ¡acércate y descubre tu misión! Contáctanos:
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