Sobre el uso de las nuevas tecnologías

¿Cómo impactan en las sociedades las nuevas tecnologías? El P. Gerardo Cabral Parra, MG, nos comenta un poco sobre el panorama en la Misión de Corea del Sur y nos invita a utilizarlas de manera positiva.

Abril 10, 2025

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Autor: P. Gerardo E. Cabral Parra, MG



Que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas

Las tecnologías antiguas, como el periódico, las revistas de caricaturas, la radio y la televisión, empezaban a complicar las relaciones humanas, sobre todo en la familia. Por ejemplo, el papá, que en el desayuno leía el periódico, o la mamá, que pasaba horas en la radio o la televisión, oyendo o viendo novelas, o los niños y adolescentes, que coleccionaban las revistas de caricaturas.

Pero hoy, las nuevas tecnologías son más absorbentes y obstruyen la comunicación entre los miembros de la familia. La computadora y el celular, con todos los programas y espacios para dar información y recreación, son cada vez más amplios y continúan desarrollándose tan aceleradamente, que es difícil estar al día con todo lo nuevo. El resultado es que absorben nuestro tiempo y mente, y modelan nuestra manera de pensar y actuar, al punto en que los valores familiares y religiosos pasan a segundo lugar para dar cabida a otras maneras de ver la vida. Esto reemplaza las relaciones familiares y con los vecinos, amigos y fieles de la Iglesia. Sobre todo, lo vivimos durante los últimos años de pandemia, cuando nos vimos forzados a tener solo comunicación a través de medios virtuales; la relación real con otras personas se debilitó.

En Corea, hay muchos fieles que se acostumbraron a la misa virtual y ya no van al templo. Esto trae como consecuencia que no reciben los Sacramentos de la Confesión y Comunión, y pierden el contacto con los sacerdotes y fieles de la parroquia. En el caso de las familias, muchos padres han perdido el contacto real con sus hijos. Todo es virtual, se comunican por mensajes y se ven muy pocas veces al año. El problema es muy serio en el caso de los adolescentes, que ya no quieren escuchar ni dialogar con sus papás, y caen fácilmente en adicciones de pornografía, apuestas, alcohol y drogas, sin que sus padres lo sepan. Aquellos papás que están pendientes de sus hijos desde el inicio de la adolescencia y mantienen una relación cercana, con comunicación diaria y real, atentos al uso que hacen del tiempo libre y de las nuevas tecnologías, son los que sacan adelante a sus hijos. Desgraciadamente, en Corea, los papás dedican poco tiempo a los chicos y piensan que, con enviarlos a la escuela y a los institutos de inglés, matemáticas y algún arte, ya los están educando y cuidando bien.

La realidad es que cada día hay más adolescentes que dejan la escuela, se encierran en sus cuartos y no salen más que para comer. Otros, al contrario, salen a la calle y solo regresan a dormir, y no todas las noches. Según un reportaje de televisión, en Corea, hay más de 30 mil jóvenes que ni trabajan ni estudian y viven aislados, entretenidos en todo lo que el internet les presenta. Muchos, después de vivir así un tiempo, pierden el sentido de la vida, no tienen proyectos ni retos; finalmente, posterior a una fuerte depresión, terminan quitándose la vida. Los suicidios de adolescentes y jóvenes siguen aumentando en Corea.



Que respete la dignidad de las personas

Por desgracia, a quienes controlan las nuevas tecnologías de comunicación, les interesan las ganancias que obtienen con la venta de sus productos. Cada día estas compañías son más poderosas y manipulan las maneras de pensar, creer y vivir de millones de personas. Venden todo lo que se presente, sea bueno o malo.

Quienes hacemos uso de estos medios, necesitamos tener un criterio bien formado para distinguir lo que nos hace daño y lo que nos ayuda. Dentro de estos medios encontramos el bien y el mal, el cielo y el infierno, la vida y la muerte.

Que ayude a afrontar la crisis de nuestro tiempo Aquí, en Corea, en estos medios, tanto católicos como protestantes y budistas, tienen sus canales de televisión, sus plataformas de YouTube, Facebook, Instagram, etcétera, en donde transmiten mensajes, videos, reflexiones, imágenes, para ayudar a sus fieles a vivir, no según los valores del mundo, sino los de su propia religión. Es luchar contracorriente, porque lo mundano es una corriente muy fuerte, que, si no lucha y se esfuerza uno para mantenerse, nos lleva. Pero también hay muchos programas positivos sobre diferentes aspectos de la vida que ayudan a superar el individualismo, el egoísmo, el consumismo y el hedonismo.

En la actualidad, muchas personas en la Iglesia Católica, comprometidas con promover los verdaderos valores humanos, utilizan estos medios para alentar, consolar, instruir y orientar a quienes se encuentran en situaciones críticas. En mi ministerio sacerdotal misionero, todos los días estoy enviando mensajes a muchas personas que necesitan apoyo espiritual y moral. Algunos responden y agradecen, aunque la mayoría no, pero sé que es una gotita de amor que algún día dará su fruto. Como la semilla de mostaza del Evangelio: “Cuando crece, llega a ser un arbusto grande donde las aves ponen sus nidos” (Lc 13, 19). Si cada uno de nosotros nos preocupáramos por compartir un versículo del Evangelio de la misa diaria a alguien que se encuentra alejado de Dios y de la Iglesia, estaríamos utilizando provechosamente estos medios y poniendo nuestro granito de arena para construir un mundo más humano y feliz.

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