Por el derecho a la educación desde Angola

La educación es una tarea que han asumido los misioneros a lo largo de la historia; el P. Héctor Andrés nos comparte el panorama de la educación y los retos evangelizadores en la Misión de Angola.

Enero 21, 2025

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Autor: P. Héctor Andrés Pérez Torres, MG



La educación es un derecho universal. Todos, sin excepción, deben tener acceso a una educación gratuita, libre y responsable. Es un deber que el gobierno debe asumir como prioridad y que los niños tienen que recibir desde pequeños.

Todo gobierno debe luchar contra el analfabetismo para que los pueblos puedan progresar en un país formado y libre.

En Angola, en el tiempo de la Colonia, los colonizadores nunca se preocupaban porque su pueblo estuviera formado y educado, solo las misiones católicas se ocupaban de impartir los sacramentos y, a la vez, enseñar a leer y escribir; es decir, para que se realizara una verdadera evangelización, primero se debían adquirir esas habilidades. Esta idea la tenían muy clara las misiones católicas.

Educar para evangelizar. En el esquema de organización para una misión católica básica, antes de empezar operaciones, debía existir: una capilla, un dispensario médico, salas para catecismo, una casa para padres, otra para religiosas y una escuela misionera.

Al tener esto, se arrancaba con los trabajos de educar y evangelizar en un ambiente de alegría y fraternidad. Cabe mencionar que los primeros encuentros se realizaban debajo de árboles, a la orilla de los ríos, sin más asiento que piedras cuadradas y adaptadas. Estas comunidades eran tan primitivas que ni siquiera conocían el nombre del presidente de su país, el himno nacional y, mucho menos, su bandera.

No tenían acceso a nada y obviamente el gobierno no se preocupaba por formarlos ni educarlos porque así convenía a sus intereses.

¡Vaya tarea para el misionero en un país extraño y de cultura desconocidos: educar y evangelizar!



Ya han pasado muchos años y la educación en Angola sigue siendo carente por tener un sistema de educación corrupto y débil; solamente un grupo privilegiado de la sociedad tiene acceso a buena educación.

El país tiene pocas escuelas de educación básica y muy mal organizadas. Solo en la capital, Luanda, y en otras ciudades, por citar algunas, se han efectuado algunos esfuerzos por mejorar; sin embargo, sigue siendo pobre en su organización: maestros con mala formación y mal pagados; las construcciones no son adecuadas, por lo que tienen que adaptarse; los programas académicos son pobres en contenidos, entre otras. En consecuencia, podemos darnos cuenta de cómo está el panorama de la educación en los niños y jóvenes en Angola.

A pesar de los esfuerzos realizados, impera un ambiente de indiferencia. La clase élite del país, es decir, las familias de políticos y militares, envían a sus hijos a estudiar al extranjero.

Pidamos a Dios por la educación en Angola, para que las nuevas generaciones puedan tener acceso a una educación digna, incluyente y responsable. Dios nos bendiga a todos.

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