El tiempo de servicio en la vocación

¿Te gustaría vencer tus miedos y dar tu “sí” generoso para servir a los que más lo necesitan? El seminarista José Salguero nos cuenta un poco sobre cómo es brindar apoyo en la promoción vocacional misionera.

Autor: S. José Salguero Becerril

 

Hola Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe (MG), en esta ocasión les escribo para contarles mi satisfacción de servir en el Centro de Orientación Vocacional (COV) y un reto que aprendí a valorar y apreciar.

 

Al inicio del ciclo escolar me comentaron que mi apostolado sería en el COV y como hace dos años había estado en este servicio, sabía que sería nuevamente una gran aventura.

 

Sin embargo, al paso de las semanas, comencé a darme cuenta de que uno de los retos de este apostolado es que requiere tiempo, no solo para estar en las actividades, sino para planear, estructurar y formarse, a fin de brindar un buen servicio a los muchachos que tienen inquietud vocacional.

 

 

Como equipo COV, nos reunimos los viernes por la tarde para preparar las reuniones mensuales, el campamento, el campo-misión o alguna actividad extraordinaria; durante el fin de semana en que se realiza el encuentro, acompañamos a los chavos en cada actividad, a tiempo completo; en algunas ocasiones, debemos reservar momentos para realizar la promoción vocacional, por ejemplo, hemos asistido a jornadas diocesanas y parroquias en donde hacemos la invitación para conocer el mundo misionero, les hablamos de la vocación a la vida y a la santidad, y los animamos para que descubran cuál es la vocación específica y el estado de vida al que Dios los llama.

 

Como seminarista, este apostolado me ha enseñado que implica más tiempo del establecido y no por esto se deben descuidar los estudios y las actividades propias de nuestra formación.

 

Además, este tiempo que demanda el COV, vale la pena, pues así podemos ayudar a los adolescentes y jóvenes a conocer la vida misionera y descubrir su misión en la vida.

 

Observo la recompensa en cada joven, cuando vence sus miedos, crece humanamente y, sobre todo, cuando va forjando su opción por la vida misionera.

 

“No nos cansemos de hacer el bien,

porque a su debido tiempo cosecharemos

si no nos damos por vencidos”.

Ga 6, 9

 

¡Comienza tu aventura misionera! Contáctanos para que juntos podamos descubrir el plan que Dios tiene para ti.

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