Sigamos bendiciendo

Las bendiciones que damos y recibimos nos recuerdan que Dios siempre está con nosotros, como nos comparte el seminarista y próximo diácono Juan Manuel Hernández Rivera, desde la Misión de Kenia.

Autor: S. Juan Manuel Hernández Rivera

 

¡Qué tal, queridos Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe! Espero que se encuentren muy bien, les saludo desde Nairobi, Kenia. Actualmente, estoy finalizando mis estudios de Teología y les quisiera compartir una experiencia que he vivido en estos días.

 

Me encontraba en una comunidad de la parroquia de Lenkisem, en la zona maasai, donde se encuentran algunos padres trabajando. Estaba con el padre Santiago Rodríguez Serrano, MG, cuando un catequista le solicitó ir a bendecir una casa donde tenían su ganado, que incluía vacas, borregos y chivos. Cabe destacar que, para la cultura maasai, el ganado es muy importante, ya que muestra la gran bendición de Dios en sus vidas; básicamente, es una señal de bienestar.

 

Cuando pregunté la hora de la bendición, me contestaron que sería antes de las 7:00 am, debido a que después los animales deben ir a buscar agua y pastizales. Cuando llegamos a la casa, encontramos muchos animales y el padre hizo la bendición. Después, tomamos un té con la familia y pregunté por qué se hacía la bendición tan temprano, pues me parecía que era mejor realizarla al atardecer, cuando los animales regresaban. La familia me respondió que siempre es mejor iniciar con la bendición de Dios, ya que durante el día no sabemos qué pueda pasar.

 

 

 

Su respuesta me hizo evocar a nuestro país y a nuestras familias, a la mía en particular. Pensaba en que hay una similitud con África, a pesar de la distancia. Recuerdo que cuando iba a entrar a la escuela o cuando dejaba la casa para ir a alguna competencia deportiva, visitar un amigo, etcétera, mi madre siempre me daba la bendición antes de salir. Y pensé que, a veces, en nuestro día a día, las cosas no salen como planeamos, podemos tener dificultades; sin embargo, las bendiciones que nos dan nuestros padres, abuelos, familiares, amigos, o que nosotros también damos, nos hacen pensar que, a pesar de los obstáculos, Dios siempre va con nosotros, no nos deja en nuestro andar; aunque exista la incertidumbre, Dios permanece por medio de esas bendiciones e

intercesiones. Finalmente, recordaba lo que dice el libro de los Proverbios: “Pon en manos del Señor tus obras y tus proyectos se cumplirán”.

 

Queridos Padrinos y Madrinas, les quiero agradecer su apoyo, oraciones y muestras de afecto; para nosotros, sus ahijados, ustedes son una gran bendición. No dejen de seguir siendo una bendición también para sus familias y amigos, continúen encomendando sus vidas a Dios y así, como los maasai, confíen, déjense bendecir por Nuestro Señor, que manifiesta su presencia a diario en nuestro caminar. Saludos desde Kenia.

 

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