Los diferentes carismas en la comunidad

En la Misión de Estados Unidos también se vive la diversidad de carismas y el servicio en un mismo espíritu, como reflexiona y nos comenta el P. Alejandro Cortez Comparán, MG.

Autor: P. Alejandro Cortez Comparán, MG

 

Cada año en nuestra Iglesia, cincuenta días después del triunfo de nuestro Señor sobre la muerte, celebramos y esperamos con gran alegría la solemnidad litúrgica de Pentecostés: la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.

 

Pentecostés es la fecha que determina el nacimiento de la Iglesia, donde el Resucitado derrama sus abundantes dones para alentar, acompañar y demostrar su presencia viva entre nosotros.

 

Es gracias a estos sagrados dones, recibidos por cada uno de nosotros desde nuestro bautismo, que nos vemos comprometidos a vivirlos y expresarlos a los demás a través del servicio desinteresado en nuestras iglesias locales y con ello, dar testimonio de que el Señor sigue siempre en medio de nosotros.

 

Santa Martha es una parroquia en la que los Misioneros de Guadalupe estamos presentes, trabajando y caminando junto con esta comunidad desde hace ocho años. Es un lugar pequeño en sus instalaciones y templo, pero enorme en su compromiso y en actividades parroquiales. Aquí, es normal cada día, por la tarde-noche, ver el movimiento de personas de los 20 grupos o ministerios parroquiales que, a pesar de su cansancio por el trabajo o sus actividades cotidianas diarias, llenan los salones y se reúnen para organizarse, profundizar en su fe con distintos temas y seguir capacitando a su comunidad para un mejor servicio.

 

San Pablo le decía a la comunidad de Corinto: diferentes dones, pero el mismo Espíritu. Distintas actividades, pero el mismo Espíritu. Diferentes servicios, pero el mismo Espíritu. Esta es una realidad que veo y testifico de mi comunidad parroquial de Santa Martha. Con gusto y alegría veo cada domingo una Iglesia activa, comprometida y muy servicial, lista para recibir con cariño y alegría a quien se acerque a ella. Cualidades como fe, hospitalidad y servicio, siempre están presentes en cada uno de los miembros de los grupos y ministerios, y se manifiestan claramente al momento de llegar a nuestra parroquia y en el recibimiento que dan a todos al llegar: diferentes dones, pero el mismo Espíritu.

 

Cada domingo, en nuestra parroquia de Santa Martha, es una oportunidad para experimentar un ambiente de fraternidad y servicio, dentro y fuera de la Iglesia. Es normal ver a los grupos litúrgicos servir a sus hermanos en cada una de nuestras siete Eucaristías. Los coros, acólitos, lectores, grupos de hospitalidad, ministros extraordinarios de la Eucaristía, todos atentos y listos a prestar y ofrecer sus dones para los demás y tener todos una mejor y más íntima experiencia con nuestro Señor: diferentes servicios, pero el mismo Espíritu.

 

Al término de nuestras misas dominicales, a la salida de la Iglesia, es fácil encontrarse con rostros alegres y sonrientes, sobre todo de los miembros del grupo encargado de la venta de alimentos, quienes desde muy de madrugada (a las cinco de la mañana) llegan para prepararse y poner sus cualidades al servicio de su comunidad por medio de sus hermanos y hermanas, que llegan a consumir los platillos que con mucho cariño preparan: diferentes servicios, pero el mismo Espíritu.

 

 

Martha, María y Lázaro, el hogar en Betania, lugar con las puertas siempre abiertas y con tres hermanos siempre dispuestos al servicio de su querido amigo Jesús; esa es nuestra motivación parroquial. Con cada uno de nuestros servicios y ministerios, queremos ser otra Betania para todo aquel que se acerque y forme parte de nuestra parroquia de Santa Martha: ser una comunidad acogedora, que pone sus dones y servicios, personales y comunitarios, al servicio del prójimo, a ejemplo de nuestra patrona santa Martha y sus hermanos.

 

Esta imagen de Martha, la mujer siempre activa y atenta a las necesidades de Jesús, es algo que con mucha alegría veo en mi comunidad parroquial. Son muchos los nombres y rostros de servidores que me lo demuestran en diferentes momentos y situaciones. Lo constato en su presencia y apoyo en los momentos de convivencias, reuniones grupales, de coordinadores, en nuestra fiesta patronal, en la fiesta de nuestra Señora de Guadalupe, por mencionar algunos, así como en cada una de las solemnidades litúrgicas que celebramos y que se convierten en oportunidades para servir y demostrar un mismo Espíritu: el de nuestro Señor que está entre nosotros y se manifiesta en el servicio y entrega por el otro.

 

La vida parroquial en Santa Martha, en sus distintos momentos, personas, carismas, servicios y actividades, me han permitido experimentar una presencia viva de nuestro Señor, quien siempre me sorprende y no deja de demostrarme que la diversidad de los servicios de nuestras comunidades son una riqueza que nos lleva a vivir y experimentar una unidad que solo puede venir de Él. La variedad de ministerios y actividades, cuando están cimentados en el espíritu de servicio y en el nombre de nuestro Señor, solo pueden tener un resultado: una comunidad diversa en servicios, pero unida en un mismo Espíritu que, trabajando en la unidad, demuestra la fe en un mismo Señor. Con humildad y orgullo se los digo, así es Santa Martha. Vengan y lo verán.

 

Queridos Padrinos y Madrinas: que sus sacrificios personales, expresados en su apoyo económico a nosotros, sus ahijados, siempre sean recompensados por nuestro Señor aquí en la tierra y después con la vida eterna. Sepan que cada uno de nosotros, sus ahijados Misioneros de Guadalupe, en nuestros diferentes trabajos y servicios ministeriales, somos resultado de los dones que el Señor amorosamente derrama sobre su Iglesia y de el generoso desprendimiento económico que mensualmente nos brindan.

 

Que el Señor siga siendo uno en la diversidad de dones y servicios en nuestras comunidades parroquiales. Desde esta comunidad parroquial de santa Martha, en Los Ángeles, California, seguimos pidiendo por ustedes, sus familias y sus necesidades. Que a través de las diferencias en sus dones, el Señor nos permita experimentar la pluralidad de servicios a un solo Dios y bajo un mismo espíritu: el espíritu del amor.

 

Diferentes dones, pero el mismo Espíritu. Diferentes actividades, pero el mismo Espíritu. Diferentes servicios, pero el mismo Espíritu.

 

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