Los nuevos mártires

En la actualidad, también encontramos a los nuevos mártires, que pueden ser personajes cercanos, con nombres y apellidos, que ofrendan su vida por su testimonio de fe, como nos relata él P. Javier González Martínez, MG.

Autor: P. Javier González Martínez, MG

 

Sobre el tema de oración propuesto por el Papa Francisco para marzo de 2024, el P. Javier González Martínez, MG, nos comparte una interesante reflexión.

 

Este tema puede ser extraño, ya que nos conecta con algo “trágico y lejano”. “Trágico” porque nos habla del sufrimiento de personas. El sufrimiento nos refiere al martirio y la fe puede ser la razón principal de este martirio, pero no deja de ser sufrimiento. Recuerdo el sollozar de muchos niños y adolescentes acólitos de nuestra Parroquia de Guadalupe, en Nairobi, Kenia, cuando veían la película de la vida del adolescente san José Sánchez del Río, mártir y patrono de dichos monaguillos.

 

El tema, por otro lado, es “lejano”, puesto que se trata de personas normalmente fuera de nuestro ámbito ordinario. El martirio hace alusión a gente que vive fuera de nuestro territorio y que no nos es familiar. Su canonización en la Iglesia es pública, claro, pero frecuentemente se convierten en personajes lejanos y de historias pasadas. Sin embargo, es una realidad en nuestro tiempo hablar de “nuevos mártires” con nombre y apellido, como el caso de los padres jesuitas asesinados en la Sierra Tarahumara de Chihuahua por defender la vida de quien les pidió protección. A veces, se trata de comunidades enteras, como las poblaciones de la India martirizadas por su fe en Jesucristo, en medio de pueblos ajenos a su credo. Sus nombres están registrados.

 

En 1991, fueron asesinados por terroristas de la organización Sendero Luminoso, en la ciudad andina de Pariacoto (en el departamento de Áncash), dos misioneros franciscanos polacos, los padres Tomaszek y Strzałkowski, y un italiano de nombre Dordi. La Iglesia (desde El Vaticano), los declaró los primeros religiosos beatos del Perú.

 

Nicaragua se ha convertido en estos últimos tiempos en sociedad e Iglesia perseguida por la dictadura sandinista, expulsando y retirando la nacionalidad del país que los vio nacer, cuyos nombres son públicamente conocidos; esto no solo es un atropello humano, sino un gesto de persecución religiosa y, consecuentemente, de martirio.

 

 

El solo acto de heroísmo, por razones políticas y culturales es loable, pero cuando ese sufrimiento está inculturado en Cristo, es decir, dentro de la cultura del Evangelio, entonces estamos hablando de martirio, y de “nuevo martirio” cuando esto ocurre en nuestro entorno cercano.

 

El Evangelio de Cristo nos da luz de esta difícil situación que acompaña a quienes toman en serio su fe en Él. Leemos en Mateo 5, 10-11: “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias”.

 

Padrinos y Madrinas: puede convertirse en martirio para nosotros, hoy en día, vivir todo para la Gloria de Dios. Es ese un gesto de vida misionera.

 

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