1 de noviembre: solemnidad de todos los santos

Este 1 de noviembre la Iglesia universal celebra a todos los que, por su ejemplo de vida, han sido canonizados y viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante.

El 1 de noviembre la Iglesia celebra la solemnidad de todos los santos, que no debe confundirse con la conmemoración de los fieles difuntos, que se celebra el día 2 de noviembre.

 

En esta solemnidad, además de festejar la gloria y el honor de todos los santos, que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año, se celebra también a todos los que no están canonizados, pero viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante. Es frecuente que este día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos.

 

A nosotros, fieles, este día nos enseña a mirar a aquellos que ya poseen el legado de la gloria eterna. La santidad es un camino al que todos estamos llamados a seguir con el ejemplo de nuestros hermanos mayores que nos son propuestos como “modelos” porque han aceptado dejarse encontrar por Jesús.

 

Por ello, todos estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el don de la fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo.

 

En nuestra profesión de fe afirmamos que creemos en la comunión de los santos: con esto queremos decir, tanto la vida, como la contemplación eterna de Dios, que es la razón y el propósito de esta comunión, pero también queremos decir la comunión con las “cosas” santas. 

 

Recordemos que los santos son nuestro ejemplo y modelo a seguir, ellos, además, interceden a Dios por todas nuestras peticiones y necesidades, pero no son ellos quienes nos dan los favores divinos, sino Dios, a través de ellos. 

 

Pidamos que sigan intercediendo por nosotros en todo momento:

 

Señor, Dios mío, ayúdame a ser santo.

Santo sin premio, santo para no ofenderte,

santo para servir mejor a los demás.

 

Señor, en el día de hoy, que recordamos y celebramos

la memoria de todos los Santos, ayúdame a acercarme más a ti.

 

A ellos les ruego que pidan al Espíritu,

me conceda los dones necesarios para ser mejor.

No porque yo merezca algo, sino para que mi alabanza

llegue a ti más plena.

 

Señor, perdóname, por mis faltas y pecados,

por todo lo que podía haber hecho y no hice,

por todo lo que podía haber servido y no serví,

por todo lo que he desaprovechado.

 

Dame tu bendición para que el resto de mi vida,

te sea fiel y caritativo, luz tuya y servidor de todos,

según tú me pidas en cada momento.

 

Gracias Señor, por tu misericordia conmigo.

Amén

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