Cápsulas de fe: el bautismo de Jesús

Este domingo 9 de enero concluye la Navidad con la celebración del bautismo de Jesús, donde Dios se manifiesta.
bautismo

¿Cuándo se celebra el bautismo de Jesús?

Normalmente se celebra el domingo que sigue a la fiesta de la epifanía, oscilando generalmente entre el 7 y el 13 de enero. Con esta celebración (que en este año será el 9 de enero), culmina el ciclo de la Navidad y se da paso al llamado tiempo ordinario.

 

¿Por qué es importante el bautismo de Jesús?

Porque a través de este suceso, Dios se manifiesta, cuando Jesús es bautizado por su primo Juan, se abre el cielo y se escucha la voz de Dios, además de que desciende una paloma, es decir, se presentan las 3 personas de la Santísima Trinidad. 

La voz del Padre, presenta a su Hijo y el plan de salvación para la humanidad. Por su parte, el Hijo ama al Padre con ese amor obediente que vemos en Jesús cuando desciende a las aguas como hombre que se sabe Dios, desde una libertad humana con la que se entrega por los hombres y ama al Padre. 

Además, la paloma simboliza al Espíritu Santo, que anuncia junto a Jesús la Nueva Alianza, en que el Espíritu de Dios volará nuevamente sobre las aguas, limpiará los corazones con el fuego de su amor, purificará las intenciones, llenará de Dios a todos los que crean y esperen.

 

¿Para qué se bautizó Jesús si no tenía pecados?

Jesús tenía 30 años cuando fue al río Jordán, donde estaba Juan bautizando a otras personas. Es Jesús quien pide a Juan que lo bautice, sin embargo, Juan no se sintió cómodo con esa petición y Jesús lo convence, recordándole que su bautismo era importante.

Jesús no necesitaba bautizarse, pues no nació con el pecado original (puesto que María fue virgen), entonces, Jesús se bautiza para:

  • Cumplir con el plan de Dios para nuestra salvación: el ministerio de Jesús estaría sujeto a la voluntad de Dios Padre desde el principio. Y la voluntad del Padre incluía que Juan bautizara a Jesús.
  • Señalar el comienzo de su ministerio: con la fuerza del Espíritu Santo, que se posó sobre Jesús en forma de paloma, da comienzo lo que conocemos como su vida pública (cuando comienza a predicar y obrar milagros). 
  • Darnos el ejemplo: Jesús no necesitaba bautizarse, pues no tenía pecado, pero para nosotros bautizarnos significa renunciar al pecado y Dios nos manda bautizarnos y bautizar a todos. Aunque el bautismo no nos salva, con él declaramos que obedeceremos a Dios y que dejaremos atrás todo lo que nos aparta de él. Jesús nos mostró precisamente cómo acercarnos a Dios y cómo vivir para él llenos de humildad, en obediencia, reconociendo nuestros fallos y nuestra gran necesidad de él, de su perdón y amor.

 

¿Se dice bautismo o bautizo?

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, el sacramento como tal recibe el nombre de Bautismo.

Por su parte, la palabra bautizo, señala la Real Academia de la Lengua Española, refiere a “la acción de bautizar”, por ejemplo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre,…”, pero también alude a “la fiesta con la que se solemniza un Bautismo, la celebración posterior al sacramento”.

Por tanto, podemos decir que se realizará el bautismo de una persona en una parroquia o templo y que hemos sido invitados a su bautizo, es decir, la fiesta que se celebrará después de la ceremonia religiosa.  

 

Oración de San Juan Pablo II en el sitio del Bautismo del Señor

 21 de marzo del 2000

¡Gloria a ti, oh Padre, Dios de Abraham, Isaac y Jacob!

Tú has enviado a tus siervos, los profetas

a proclamar tu palabra de amor fiel

y a llamar a tu pueblo al arrepentimiento.

A las orillas del río Jordán,

has suscitado a Juan el Bautista,

una voz que grita en el desierto,

enviado a toda la región del Jordán,

a preparar el camino del Señor,

a anunciar la venida de Cristo.

¡Gloria a ti, oh Cristo, Hijo de Dios!,

has venido a las aguas del Jordán

para ser bautizado por manos de Juan.

Sobre ti el Espíritu descendió como una paloma.

Sobre ti se abrieron los cielos,

y se escuchó la voz del Padre:

“¡Este es mi Hijo, el Predilecto!”

Del río bendecido con tu presencia,

has partido para bautizar no sólo con el agua,

sino con fuego y Espíritu Santo.

¡Gloria a ti, oh Espíritu Santo, Señor!

Por tu poder la Iglesia es bautizada,

descendiendo con Cristo en la muerte

y resurgiendo junto a él a una nueva vida.

Por tu poder, nos vemos liberados del pecado

para convertirnos en hijos de Dios,

el glorioso Cuerpo de Cristo.

Por tu poder, todo temor es vencido,

y es predicado el Evangelio del amor,

en cada rincón de la tierra,

para la gloria de Dios,

el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,

a Él todo honor en este Año 

y en todos los siglos por venir. 

Amén.

 

 

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