Crucemos juntos

Desde el Centro de Formación de África, el seminarista Juan Manuel Hernández Rivera nos relata una experiencia de unidad y fe que vivió en la Misión de Kenia.
Crucemos juntos

Autor: S. Juan Manuel Hernández Rivera

 

Hola, queridos Padrinos y Madrinas, soy Juan Manuel y actualmente estoy estudiando mi segundo año de Teología en Nairobi, Kenia. Les quiero compartir una pequeña historia que me pasó en una comunidad de la Parroquia del Buen Pastor, en Lenkisem, una zona maasai donde los Misioneros de Guadalupe hemos estado trabajando.

 

Un día, visitando algunas familias, teníamos que cruzar un camino que, debido al temporal de lluvias, se había llenado de agua y llevaba una corriente algo crecida. El P. Santiago Rodríguez Serrano, MG, algunos catequistas y yo, cruzamos y estuvimos un rato conviviendo con la comunidad que se había reunido para estar con nosotros.

 

Después de la visita y de compartir juntos, teníamos que regresar por el mismo camino, pero en esta ocasión íbamos acompañados de más personas, algunas eran mujeres de la parroquia que también regresaban temprano a su casa, debido a que la zona donde estábamos era un lugar de animales salvajes; particularmente, días atrás se habían visto algunos elefantes por el área.

 

Íbamos caminando y los catequistas eran nuestros traductores, ya que ni el padre ni yo hablábamos maasai. Llegamos al punto donde nuevamente teníamos que cruzar el río y recuerdo ser uno de los últimos en pasar. Estaba esperando a una señora, ya de edad avanzada, que venía cargando un bote con agua, debido a que el acceso al líquido potable en esas tierras es muy complicado.

 

Cuando estábamos por cruzar el pequeño río, dicha mujer, sin decirme una palabra, me sonrió y me tomó del brazo para sostenerse y caminar juntos a fin de cruzar, no nos dijimos nada y creo que no hizo falta, porque su sonrisa y su mano me lo decían todo.

 

En ese momento recordé aquel dicho: “Nos salvamos juntos o morimos por separado”, y es que, a pesar de que no era un caudal profundo ni con tanta corriente, la seguridad de ir con alguien siempre ayuda.

 

Esto me hizo pensar en que nuestra fe y seguimiento de Jesús siempre implica una dimensión comunitaria, donde todos podemos ayudar al otro a llegar a una zona segura y ellos nos pueden ayudar.

 

Sin duda, queridos Padrinos y Madrinas, nos es imposible vivir nuestra fe sin la ayuda de otros; es muy difícil avanzar sin sentir que formamos una comunidad que tiene como centro a nuestro Señor Jesús.

 

Poner nuestro brazo para ayudar o extender nuestra mano al prójimo nos ayuda a llegar a nuestro lugar seguro, que es Jesús mismo.

 

Finalmente, les agradezco por todo lo que hacen por nosotros, sus oraciones y donativos son muy valiosos para continuar nuestra misión. Un gran saludo desde Kenia y no olviden que están siempre en nuestras oraciones.

 

¿Le gustaría contribuir con las Misiones? Contáctenos y ayude a la formación de los futuros sacerdotes misioneros: Línea Misionera 800 00 58 100, lunes a viernes, de 8:30 a 18:00 horas.

Comparte esta nota:

Te puede interesar

Aviso de Privacidad | Contacto: padrinosmg@misionerosdeguadalupe.org