I Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe fue celebrada en México

Del 21 al 28 de noviembre de 2021 se llevó a cabo, en la Ciudad de México, la I Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, teniendo como sede la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
I Asamblea Eclesial de América Latina

Del 21 al 28 de noviembre de 2021 se llevó a cabo, en la Ciudad de México, la I Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, teniendo como sede la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe; esta asamblea tuvo como objetivo reavivar el espíritu de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, realizada en Aparecida en 2007, en sintonía con las anteriores Conferencias Generales y teniendo en el horizonte el Jubileo Guadalupano de 2031, así como el Jubileo de la Redención en el 2033.

Esta asamblea es un primer acercamiento a la sinodalidad que pide el Papa Francisco, un encuentro histórico por el hecho de que, en vez de haberse realizado la Sexta Conferencia General de los Obispos, el Papa Francisco propuso que estuviera integrada por representantes de todo el pueblo de Dios. Hay, por tanto, el paso de una asamblea donde sólo participaban obispos, a una asamblea plenamente eclesial.

Para este encuentro se contó además con la escucha de más de 70 mil personas, así como de una reflexión de la parte teológica-pastoral, que finalmente arrojaron un documento de discernimiento de lo que anhela el pueblo de Dios, en el que también se abordan los desafíos actuales de la región. 

En la apertura oficial, Mons. Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), para el periodo 2019-2023, señaló: 

“esta Asamblea Eclesial cuenta con la participación más amplia de nuestra única Iglesia, Pueblo de Dios. En ella nos hermanamos en diversidad de ministerios y carismas: obispos, sacerdotes y diáconos, religiosas, religiosos, laicas, laicos; hermanos de las periferias materiales, culturales, geográficas y existenciales, y con hermanos en Cristo en el sentido ecuménico de la fe, así como de otras religiones que quieren responder al llamado en común que Dios nos hace.

Esta primera Asamblea inaugura un nuevo organismo sinodal en el ámbito continental, que sitúa la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, expresión de la vinculación del obispo con el Pueblo de Dios en su iglesia local, y de concepción de la Iglesia universal como una iglesia de iglesias locales presididas en la unidad por el obispo de la iglesia de Roma, con Pedro y bajo Pedro”.

El mensaje que nos han compartido los miembros de la asamblea a propósito de la sinodalidad señala: 

“nos llena de esperanza la presencia de los signos del Reino de Dios, que llevan por caminos nuevos a la escucha y al discernimiento. El camino sinodal es un significativo espacio de encuentro y apertura para la transformación de estructuras eclesiales y sociales que permitan renovar el impulso misionero y la cercanía con los más pobres y excluidos…”

El cierre de esta asamblea se dio el pasado 28 de noviembre con una celebración eucarística en la Basílica de Guadalupe, que fue presidida por Mons. Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente del CELAM, donde se consagraron a la Virgen de Guadalupe las 22 conferencias episcopales de la región:

“Con la confianza que nos inspiran tus tiernas palabras, venimos hoy a tus pies como discípulos misioneros del Evangelio, a presentarte los frutos de nuestra primera Asamblea Eclesial Latinoamericana y Caribeña. El Espíritu Santo ha abierto nuestro ser a sus novedades, y nos ha regalado la experiencia de la sinodalidad. Él nos inspira, como Iglesia misionera en salida, a soñar junto a san José, tu esposo, nuevos caminos de identidad y liberación, de cuidado de toda vida. Desde la Patagonia hasta el norte de México, desde el Atlántico hasta el Pacífico, desde las Antillas hasta los más altos nevados de los Andes, desde lo más profundo de nuestra intimidad hasta los más bellos gestos samaritanos, somos todos tuyos, Madre Santísima”.

El resultado de esta asamblea es el comienzo o nuevo desarrollo de un espíritu de comunión y fraternidad, así como una verdadera experiencia de sinodalidad, donde se acordó poner los esfuerzos en los siguientes desafíos pastorales:

  • Trabajar por un renovado encuentro de todos con Jesucristo encarnado.
  • Acompañar y promover el protagonismo de los jóvenes.
  • Atender adecuadamente a las víctimas de los abusos ocurridos en contextos eclesiales y comprometernos a la prevención.
  • Promover de la participación activa de las mujeres en los ministerios y en los espacios de discernimiento y decisión eclesial.
  • Promover la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural.
  • Formar en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
  • Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, política, social y eclesial.
  • Escuchar y acompañar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
  • Renovar los programas de formación en los seminarios, con temas como: la ecología integral, el valor de los pueblos originarios, la inculturación e interculturalidad, y el pensamiento social de la Iglesia, y todo aquello que contribuya a la adecuada formación en la sinodalidad.
  • Renovar el concepto y experiencia de pueblo de Dios, a la luz de su Palabra y del Vaticano II.
  • Reafirmar y dar prioridad a la vivencia de los sueños de la Amazonía.
  • Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, tierra y sus culturas.

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