María se levantó y partió sin demora

El P. Fructuoso López Marín, MG, nos comparte una reflexión sobre el lema de la JMJ 2023 que se realiza en Lisboa, Portugal, haciendo un llamado a los jóvenes a responder, a ejemplo de María, y ser sus discípulos-misioneros.

Después de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá en 2019, se anunció el lugar y temática de la siguiente: Lisboa 2023, un año después de lo que se preveía debido a la pandemia, con el tema “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39).

 

En 2020 y 2021, la celebración de la Jornada Mundial de Jóvenes que se realiza en las iglesias locales nos invitaba a reflexionar en temas anteriores relacionados con la temática de la JMJ 2023.

 

Los temas fueron: en 2020, “Joven, te digo, ¡Levántate!” (Lc 7, 14) y en 2021 “Levántate! Te hago testigo de lo que has visto” (Hechos 26, 16). Si nos fijamos, en estos temas y en el oficial de la JMJ 2023 hay un elemento en común: levantarse.

 

Claro, aunque el tema se centra en la figura de María, pero a final de cuentas, nos presenta este verbo, esta acción con la que Jesús invita al joven de Naín, a Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y que el Evangelio nos brinda de María; es inevitable no pensar en que este tema es el centro de la catequesis del Papa Francisco con los jóvenes del mundo, como se aprecia al descargar las catequesis que la comisión preparatoria de la JMJ Lisboa 2023 nos ha compartido en su portal: “Levántate y ponte en camino”, “Levántate y di sí”, “Levántate y acoge el Espíritu”, “Levántate y sígueme”, “Levántate y vive”, “Levántate y sigue a Jesús”. Por tanto, nos damos cuenta de que esta JMJ es una invitación a todos los jóvenes a levantarse y, como lo ha reiterado muchas veces el Papa Francisco, dejar el sofá en el que han estado viviendo cómodamente, salir de ese confort y ponerse en camino, no quedarse viendo la vida que pasa frente a ellos desde el balcón, levantarse y comenzar esa peregrinación; todo esto parte de esa decisión de ponerse en pie e iniciar juntos el camino, en sinodalidad, como nos ha invitado el Santo Padre durante todo el periodo de preparación para el próximo Sínodo de los Obispos.

 

El tema del himno de esta JMJ es “Há Pressa no Ar”, que en español quiere decir: “Hay prisa en el aire”, manifiesta la premura que el Evangelio de Lucas nos muestra de la venida de Jesús en medio de su pueblo, el apremio de la predicación del Evangelio a su pueblo, de ir hacia Jerusalén donde le espera la forma más grande de donación y la muestra extraordinaria de su amor por la humanidad.

 

En la invitación del Papa a todos los jóvenes del mundo a congregarse a los pies y a ejemplo de María, Madre de Jesús y Madre nuestra, se encuentra esta prisa, de no seguir en nuestro letargo, de no continuar sentados en nuestra comodidad, sino de levantarnos y, al igual que María, ir presurosos al encuentro de los más necesitados, como Isabel y su hijo, como todos esos otros jóvenes necesitados que encontraremos en nuestras vidas y no como un encuentro pasivo, sino como uno de servicio, de ayuda, de cuidado. La misión urgente de la Iglesia se ve igualmente manifestada en la de María, de ir donde su prima Isabel y es también la misión urgente de los jóvenes de levantarse y salir al encuentro de otros.

 

 

Esta reunión en Lisboa sirve para recordarles la misión de regresar presurosos a sus comunidades a seguir encontrando a los más necesitados y servirles.

 

Aquí, en Hong Kong, nos preparamos previamente para asistir a la JMJ, grupos, movimientos, escuelas y la comisión diocesana de jóvenes; en total, cerca de 200 participantes.

 

Nuestra preparación tuvo esa dirección de premura y esta JMJ nos ayuda a despabilar a nuestros jóvenes que parecen estar durmiendo después del movimiento social de 2019 y de los tres años de pandemia. Es una llamada para despertarnos y salir presurosos al encuentro del Papa que nos convoca y anima a aprender juntos de María, la primera discípula, que nos muestra cómo levantarnos y partir sin demora a la misión recibida de Jesús de ser sus discípulos-misioneros.

 

Que Santa María, en su advocación de la Virgen de Fátima, nos inspire y acompañe en esta urgente misión de la Iglesia: levantarnos y partir sin demora, en sinodalidad.

 

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