Este domingo 6 de agosto, se llevó a cabo, en la Capilla Central del Seminario Mayor de Misiones Extranjeras, la celebración eucarística (link) en la que nuestros hermanos seminaristas Marcos Iván Aguirre Segura y Alfredo Hidalgo Gutiérrez dieron un paso más en su camino vocacional al sacerdocio recibiendo su ordenación diaconal.
La Eucaristía fue presidida por Mons. Eduardo Muñoz Ochoa, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, y concelebrada por el P. Eugenio Zacarías Romo Romo, MG, Superior General, y el P. Alberto Puente Colunga, MG, rector del seminario, entre otros sacerdotes misioneros.
Tras la liturgia de la Palabra, los seminaristas Marcos Iván y Alfredo recibieron la bendición de sus familias y fueron presentados a Mons. Eduardo Muñoz Ochoa por el P. Eugenio Z. Romo, MG, reafirmando que fueron considerados dignos de recibir el Sacramento del Orden en el grado diaconal.
Posteriormente, Mons. Eduardo Muñoz compartió a la asamblea reunida y a los seminaristas una reflexión sobre el pasaje del Evangelio de la Transfiguración (Mt 17, 1-9), comentando que el apóstol Pedro tenía un acercamiento a Jesús que le permitió tener una experiencia profunda de fe en Él.
Dirigiéndose a Marcos Iván y a Alfredo, Mons. Muñoz los exhortó a mantener siempre su cercanía a Jesús, pidiéndole que los vaya guiando en su ministerio.
Así mismo, les comentó que el ministerio del diaconado exige ahora vivirse de manera más completa, ante la contrariedad, las adversidades, en la enfermedad, con respuestas tenaces, respondiendo a la experiencia profunda de Jesús en el misterio de la vida cristiana y de la vocación sacerdotal.
“El Papa Benedicto citaba que era necesaria esa subida al monte, a la Transfiguración, ese encuentro con el Señor, aunque se tenga que pasar por la parte de la cruz, también está la esperanza de la Resurrección, concretamente
en los signos de su rostro luminoso, sus vestiduras blancas, pero ese estar con el Señor no es solamente geográfico, en el monte, sino es la presencia con Él. En ese sentido, decía el Papa: ‘Que no se nos olvide este encuentro en el monte, que supone un desprendimiento de la vida cotidiana, pero al mismo tiempo es un ascenso a la vida interior de comunión con Él.’”
Por ello, Mons. Muñoz invitó a los seminaristas a desprenderse de lo que pueda haber en la cotidianeidad y tener un ascenso, un encuentro con el Señor que los lleve a tener frutos de ese encuentro.
“Que en su ministerio que ahora inician, puedan armonizar ampliamente todo el misterio que va poniendo un crecimiento en nuestra vocación. Verán cómo mucha gente padece, pero que su experiencia de Jesús, cada vez más intensa y profunda, pueda ser fruto de este encuentro… Que donde vayan sea una luz como en la Transfiguración, que su rostro y sus palabras brillen… y que puedan iluminar el corazón de muchas personas.”
Después de la homilía, Mons. Eduardo Muñoz recibió de cada candidato su compromiso y promesas de celibato y obediencia para el servicio del diaconado, y al concluir, Marcos Iván y Alfredo realizaron su postración, mientras la asamblea recitó la letanía de los santos, con la que se pide la intercesión y gracia para los ordenados.
El momento culmen llegó cuando cada candidato recibió la imposición de manos de parte de Mons. Eduardo Muñoz, para después ser revestidos por su familia y padrinos con la estola cruzada y la dalmática, como insignias de su ministerio diaconal.
A continuación, recibieron de parte de Mons. Eduardo Muñoz el libro de los Evangelios, exhortándolos a predicarlos con fidelidad.
Una vez presentados a la asamblea como nuevos diáconos, se encargaron de repartir la Sagrada Comunión a los asistentes.
Finalmente, el P. Eugenio Z. Romo Romo, MG, agradeció a Mons. Eduardo Muñoz Ochoa por la cercanía y el acompañamiento a Misioneros de Guadalupe; así mismo, felicitó a los ordenados y a sus familiares, que los acompañaron en esta celebración y también agradeció a los nuevos diáconos Marcos Iván y Alfredo por dar su “sí” al Señor.
Con gran alegría felicitamos a nuestros hermanos neodiáconos por haber dado firmemente este paso hacia el sacerdocio misionero y oramos para que el Señor continúe guiando su camino, con el apoyo de nuestros bienhechores.
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