Papa Francisco: no nos cansemos de hacer el bien en esta Cuaresma

El Santo Padre recordó que la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua.
Bien en cuaresma

Este 24 de febrero, el Papa Francisco dio a conocer su mensaje para la Cuaresma 2022, en el que, meditando sobre el pasaje de san Pablo a los Gálatas (Ga 9-10a), exhortó a todo el pueblo católico a no cansarse de hacer el bien al prójimo, pues a su debido tiempo se cosecharán los frutos de estas acciones.

 

El Santo Padre recordó que la Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua. Este tiempo, señaló, nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer, sino en el dar, y no estemos enfocados en el acumular, sino en sembrar el bien y compartir.

 

Evocando la imagen de la siembra y la cosecha, que con frecuencia empleaba Jesús en sus enseñanzas, el Papa Francisco recordó también que Dios es el primer agricultor, quien sigue derramando semillas de bien en la humanidad (Fratelli tutti, 54), y esta siembra se realiza con vistas en la cosecha:

 

“Pero, ¿de qué cosecha se trata? Un primer fruto del bien que sembramos lo tenemos en nosotros mismos y en nuestras relaciones cotidianas, incluso en los más pequeños gestos de bondad. En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más pequeño que sea, no se pierde ningún «cansancio generoso» (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 279). Al igual que el árbol se conoce por sus frutos (cf. Mt 7,16.20), una vida llena de obras buenas es luminosa (cf. Mt 5,14-16) y lleva el perfume de Cristo al mundo (cf. 2 Co 2,15). Servir a Dios, liberados del pecado, hace madurar frutos de santificación para la salvación de todos (cf. Rm 6,22)”.

 

En este camino de preparación hacia la Pascua, el Papa Francisco nos invita a reflexionar en el fruto completo de nuestra vida y nuestras acciones para la vida eterna, recordando que Jesús usa la imagen de la semilla que muere al caer en la tierra y que da fruto para expresar su muerte y resurrección.

 

Asimismo, el Papa pidió que en esta Cuaresma no nos cansemos de:

 

  • Orar, pues necesitamos a Dios, pensar que solo bastamos, dijo, es una ilusión peligrosa y la pandemia volvió palpable nuestra fragilidad personal y social. “Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios… La fe no nos exime de las tribulaciones de la vida, pero nos permite atravesarlas unidos a Dios en Cristo, con la gran esperanza que no defrauda”.

 

  • Extirpar el mal de nuestras vidas, por lo que nos invitó a que el ayuno ayude a nuestro espíritu en la lucha contra el pecado, contra la fragilidad humana que nos impulsa hacia el egoísmo; además, pidió que no nos cansemos de pedir el perdón de Dios con el Sacramento de la Reconciliación y alejarnos un poco de la dependencia hacia los medios de comunicación digitales, que tienden a empobrecer las relaciones humanas. “La Cuaresma es un tiempo propicio para cultivar una comunicación humana más integral hecha de encuentros reales”.

 

  • Hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo, mediante la práctica de la limosna, dando con alegría, recordando que Dios nos da lo necesario para subsistir, por lo que debemos ser generosos con los demás, especialmente con quienes tenemos cerca y con los más pequeños e indefensos, con los marginados y discriminados. “La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar —y no evitar— a quien está necesitado; para llamar —y no ignorar— a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar —y no abandonar— a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos”.

 

Finalmente, el Papa Francisco nos recordó que el amor, la justicia y la solidaridad no se alcanzan una vez para siempre, sino que debemos perseverar cada día, por ello, es importante seguir pidiendo a Dios la constancia del agricultor y no desistir de hacer el bien:

 

“En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos la certeza en la fe de que «si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos» y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos (cf. Hb 10,36) para nuestra salvación y la de los demás (cf. 1 Tm 4,16). Practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros (cf. 2 Co 5,14-15), y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será «todo en todos» (1 Co 15,28)”.

 

En el inicio de la Cuaresma, el Papa también nos llama a unirnos en oración y ayuno para pedir por la paz del mundo. Por ello, los invitamos a pedir juntos a Dios por el cese de los conflictos en Ucrania:

 

 

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