Voces misioneras con Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, MG

Platicamos con Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, MG, Obispo de la Diócesis de Ecatepec, quien nos comparte sobre el Sínodo de los Obispos que se lleva a cabo del 4 al 29 de octubre de 2023.
Voces misioneras

En esta ocasión, platicamos sobre el Sínodo de los Obispos con Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, MG, actual Obispo de la Diócesis de Ecatepec, quien comenzó su trayectoria eclesiástica en 1972, cuando ingresó al Seminario Menor de Misioneros de Guadalupe (MG), posteriormente cursó las licenciaturas en Filosofía y Teología en el Seminario Mayor, así como la Maestría en Administración Educativa. Fue ordenado presbítero MG el 11 de junio de 1983. Posteriormente, colaboró en el Instituto como promotor vocacional y encargado de la animación misionera. Asimismo, de 1986 a 1991, fue enviado a la Misión de Kenia. Se desempeñó también como Ecónomo del Instituto y capellán de varias comunidades religiosas. De 2003 a 2007, fue Vicario General de MG. El 27 de marzo de 2007, fue nombrado Obispo de la Diócesis de Tlapa de Comonfort, en Guerrero, por el Papa Benedicto XVI, labor que desempeñó hasta 2012, cuando fue nombrado por el Papa Benedicto XVI para ocupar su actual cargo.

 

Un gusto saludarles, Padrinos y Madrinas. Siempre es bueno recordar a aquel pastor que donó Misioneros de Guadalupe a la Iglesia universal. Llevo 16 años como obispo en México y seguimos caminando como Iglesia.

 

Mons. Couttolenc, podría compartirnos, primeramente, ¿qué es un sínodo?

 

En primer lugar, hay que recordar qué significa “sínodo”. Deriva de dos términos que significan “juntos” y “camino” y expresa la idea que el Santo Padre quiere para la Iglesia Universal, que es caminar juntos. Esto viene desde hace muchos años, hay personas que dicen que es una “moda” del Papa Francisco, pero eso es toda una equivocación, porque la Iglesia ha sido sinodal desde sus principios.

 

Desde el Antiguo Testamento encontramos elementos de sinodalidad; por ejemplo, el pueblo de Israel, en Egipto, caminaban y decidían juntos. En el Nuevo Testamento, también hallamos ejemplos, con María y su prima Isabel; además, en los diálogos que leemos de los evangelistas se hace alusión a este “caminar juntos”.

 

Sin embargo, este término comenzó a tomar fuerza el 15 de septiembre de 1965, cuando san Pablo VI, una vez que estaba prácticamente terminado el Concilio Vaticano II, nos invita a los obispos a vivir la colegiabilidad, que es ese caminar juntos, y llega a plasmarse en el Código de Derecho Canónico; como saben, la Iglesia tiene un código, inclusive uno de sus libros ha sido reformado por el Papa Francisco, porque un obispo no puede hacer lo que quiere, tiene que vivir en la colegiabilidad y ser siempre fiel al Papa y a la Iglesia, y esta, en cuanto a institución, tiene su código, que, en su número 342, dice:

 

El sínodo de los Obispos es una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos, y ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres y la conservación y fortalecimiento de la disciplina eclesiástica, y estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo.

 

Así es que el Sínodo de los Obispos es convocado realmente por el Papa Francisco y está fuertemente cimentado en la doctrina de la Iglesia.

 

¿Qué tiene de diferente este sínodo con los que se efectuaban anteriormente?

 

Los sínodos anteriores eran reuniones de los obispos (este es mi segundo sínodo, pude participar a finales del anterior); sin embargo, ahora, este sínodo no es nada más de los obispos. El Papa Francisco, inspirado por el Espíritu Santo, ha abierto la Iglesia, así como san Juan XXIII abrió también las ventanas y dijo “es necesario que la Iglesia se ponga al día”, con el famoso término del aggiornamento. Ahora, el Papa Francisco ha abierto las ventanas de la Iglesia para que entren aires nuevos. Uno de estos cambios es precisamente el caminar juntos como Iglesia, no únicamente los obispos; nosotros vamos y hemos estado participando muy fuertemente en el sínodo, pero en las etapas iniciales que nos pidió el Papa.

 

Ahora bien, ya en el sínodo que viene, en el mes de octubre, por ejemplo, la representación de México está conformada por solo cuatro obispos que hemos elegido y que el Santo Padre tiene que aprobar para que puedan participar en esta reunión, Él los debe confirmar; nosotros, en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ya los hemos elegido por distintas características, pero lo interesante es que no solo van ellos, sino que van también laicos que han sido seleccionados por el Santo Padre para que participen y lleven el caminar de la Iglesia mexicana; esa es la gran característica, que antiguamente eran solo los obispos y ahora, por inspiración del Santo Padre como Obispo de Roma, está dando la pauta para que este sínodo sea una apertura, un refrescarse, porque la Iglesia somos todos, no solo es el Pastor, o el obispo con los sacerdotes, los diáconos y las religiosas, no, la Iglesia no son los laicos nada más, la Iglesia somos todos nosotros, que caminamos hacia el encuentro del Señor.

 

 

¿Cómo ha sido la participación de los laicos en este sínodo?

 

Hemos tenido tres momentos de las fases muy importantes: la fase diocesana, que empezó en octubre de 2020 a abril de 2022; fue un trabajo de gran relevancia porque escuchamos al laico.

 

Recuerdo que en la Diócesis de Ecatepec, de donde soy pastor, el concepto de misión ha cambiado, no es únicamente decir “soy misionero porque estoy en el extranjero”, no; aquí en México, hay gente que no conoce a Cristo, que ha dejado la Iglesia y hay que evangelizar y también reevangelizar.

 

En 2022, en la fase diocesana, hicimos unas preguntas en lo que llamamos el “Domingo de los sueños” y, después de cada homilía, los sacerdotes de la diócesis repartieron unos stickers a todas las personas que quisieran participar, y contestaron dos cosas: primero, ¿cómo sueñas a tu Iglesia, a tu comunidad, y cómo sueñas el caminar de la Iglesia en el aquí y ahora? Y segundo, ¿qué es lo que tú cambiarías y no te gusta de la Iglesia? Esto arrojó elementos muy importantes de lo que es el caminar de la Iglesia.

 

Aquí en México, después de esta fase, pasamos a la fase continental, que se cerró en marzo de 2023 y con todo este cúmulo, la Iglesia de México participa en este sínodo universal.

 

Repito, no nada más somos nosotros los obispos, sino los obispos con los laicos y, ¿quién convoca al sínodo?, el Papa, no los cardenales, sino él, como cabeza de la Iglesia, como Pastor Supremo y sucesor de Pedro.

 

Este sínodo no es nada más para sacar un documento, como en algunos momentos de la historia se hacía. Ahora se quiere una reforma que sea fuerte, dentro de la Iglesia. Una reforma donde toda la Iglesia comprendamos que debemos caminar con Jesucristo, que es Camino, Verdad y Vida y mucha gente, desgraciadamente, por las nuevas posiciones ideológicas, ha sacado a Jesús de su corazón, de la familia, y se han perdido los valores del Evangelio, del respeto, del amor, del perdón, de la misericordia y de la paz. Habría que recordar lo que san Pablo escribe a los Gálatas, hagamos nosotros, en este caminar sinodal, que los frutos del Espíritu aparezcan, ¿cuáles son estos frutos del Espíritu? La bondad, la misericordia, la fe, la alegría, esos son los frutos del Espíritu que muchas veces se nos olvidan.

 

Padrinos y Madrinas, los invitamos a ver más de esta entrevista con Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc, MG, dando clic aquí: https://www.youtube.com/watch?v=PHtzsHWuIvg&t=14s

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