Autor: Adrián Alberto Sánchez Ortiz, quien ha sido misionero laico voluntario en diferentes ocasiones, nos comparte su testimonio al colaborar en la Misión de la Amazonía.
Los saludo con el corazón agradecido desde Pucallpa, que ha contado con la presencia de los Misioneros de Guadalupe (MG) desde hace más de 35 años, cuando llegaron a lo que se conocía como la Misión de Perú y que ahora forma parte de la Misión de la Amazonía.
La región amazónica es vital para el planeta, es el sistema fluvial más extenso y, lamentablemente, es la segunda área más vulnerable del mundo con relación al cambio climático por la acción directa del hombre.
Vivir en esta zona es reconocer sus contrastes; por un lado, la enorme riqueza biológica, cultural, espiritual, el respeto y gratitud con la tierra y la sabiduría de sus pueblos ancestrales y, por el otro, los retos que debe enfrentar por el uso irracional de sus recursos, aunado a la trata de personas y a los intentos por desarraigar la fe católica de estos pueblos, por mencionar solo algunos.
Antes de mi llegada, algunos compañeros MLA me compartieron información sobre el clima, la gastronomía y las tradiciones. Pero pasamos por alto un detalle: en el comedor de la casa parroquial está colgado un cuadro conmemorativo de la visita del Papa Francisco a la Amazonía en enero de 2018, con el lema: “Unidos por la esperanza”.
Sin duda, la esperanza es uno de los mensajes que el Papa quiso comunicar, recordando que la Amazonía, además de ser una reserva de la biodiversidad, es patrimonio cultural que debe preservarse, defendiendo juntos la vida, la tierra y sus culturas. A la visita del Papa siguió el Sínodo Especial para la Amazonía, del que se desprendió la invitación para dar atención especial a esta zona; entonces, me percaté de que ese cuadro no solo nos recordaba este hecho, sino que representaba el motivo de mi estancia en esta Misión, ya que MG ha reorganizado su estructura y esfuerzos para llegar a comunidades que necesitan con urgencia el trabajo evangelizador.
Como lo hace cada vez que tiene oportunidad, el Papa ofreció sus oraciones por los habitantes y la tierra amazónica y pidió que no nos olvidáramos de rezar por él. Yo creo que un misionero también es un soñador, y mi sueño hoy sería decirle a nuestro querido Papa Francisco que aquí en la Amazonía oramos por él, porque puso en el centro de la reflexión la realidad de una parte del mundo que necesitaba ser vista y escuchada; pedimos que, con la ayuda del Espíritu Santo, siga acompañando a este y a todos los pueblos, y continúe llevando su mensaje de esperanza. Los invito a unirnos en oración por el Papa y las misiones.
¡Acércate y descubre tu misión! Contáctanos y contribuye a llevar el Evangelio donde más se necesita:
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SURESTE: 99 92974492
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