Llamado a la Misión

Dios llama de diferentes maneras a quienes convoca para servir a la misión. El P. Andrés Alberto Pérez Landero, MG, nos comparte cómo fue su llamado vocacional al sacerdocio misionero.

Autor: P. Andrés Alberto Pérez Landero, MG

 

Soy el padre Andrés Alberto Pérez Landero, MG, originario de Villahermosa, Tabasco, y el mayor de cuatro hijos. Fui ordenado sacerdote por Mons. Gerardo de Jesús Rojas, Obispo de la Diócesis de Tabasco, el 6 de mayo de 2023 en la Parroquia de San Sebastián Mártir.

 

Actualmente, me encuentro estudiando inglés y posteriormente el bahasa indonesio para comenzar mi trabajo evangelizador en la Misión de Indonesia. Quiero contarles sobre mi experiencia vocacional y cómo respondí al llamado que Dios me hizo un día para seguirlo.

 

Mi llamado vocacional inició cuando me encontraba estudiando la universidad; antes de entrar al Seminario estudié la carrera de Ingeniería Mecánica Eléctrica y, como muchos jóvenes, me encontraba muy alejado de Dios. Creía en Él, pero no me acercaba a la Iglesia ni pertenecía a algún movimiento; simplemente, me llamaba católico por tradición. Es ahí donde llega el llamado de Dios, Él se vale de muchas maneras para convocarnos.

 

Un día, sentí la necesidad de ir a la misa del domingo en mi parroquia. Comencé a asistir muchos domingos más hasta que un día me invitaron a participar en la catequesis de preparación para el Sacramento de la Confirmación. Me inscribí e inicié esta tarea. El coordinador de la catequesis había sido mi compañero en la secundaria y fue algo curioso que desde aquel entonces él realizaba actividades de la parroquia y me invitaba a unirme, pero no me llamaba la atención.

 

 

Pasaron los meses de formación para el sacramento y tuvimos un retiro espiritual de preparación; ahí, un amigo me invitó a acudir a los encuentros mensuales que daban los Misioneros de Guadalupe (MG). Al principio, no mostré interés porque estaba enfocado en terminar mi carrera. Tiempo después, decidí tomar el curso para agentes de evangelización y ser catequista. Nadie pensaría que, durante ese curso, Dios se iba a valer de un amigo para llegar a MG.

 

En dicho curso llevé una materia referente a María y me pidieron material guadalupano, recordé que estaban los padres MG muy cerca de mi parroquia y pensé que ellos debían tener mucho material. Me acerqué a pedir ayuda y el P. Óscar Mario Romero Becerra, MG, que estaba encargado de las vocaciones en el sureste, me proporcionó el material y me invitó a participar en uno de los encuentros mensuales para ver la dinámica que llevaban.

 

Asistí al primer encuentro y la verdad me gustaron mucho las actividades y temas, por lo que decidí continuar. Cuando llegó la fecha para ir de campo misión, el padre me invitó a seguir y vivir una Semana Santa diferente a las acostumbradas. Estando en ese campo-misión es donde experimenté que Dios me estaba llamando para compartir su Palabra; a partir de esto, quise formarme y ser sacerdote misionero, así decidí ser un MG, entregando mi vida a la misión.

 

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