María de Guadalupe nos recibe

El P. Luis Alonso Yepes Cruz, MG, nos comparte cómo fue su llegada a la Misión de Túnez, en la que pudieron sentir el acompañamiento de la Virgen de Guadalupe.

Autor: P. Luis Alonso Yepes Cruz, MG

 

Llegamos al aeropuerto de Cartago, Túnez, el lunes 11 de diciembre de 2023 a las 16:30 horas, procedentes de Milán, en donde habíamos pasado 10 días para conocer a la comunidad de los misioneros del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME), con quienes habremos de colaborar en esta nueva experiencia misionera.

 

Nos recibieron efusivamente los padres Anand (de la India) y Patience (de Camerún). Después de recoger nuestro equipaje y antes de subir a los carros, decidimos tomarnos la primera foto, teniendo el aeropuerto como fondo y la bandera de Túnez.

 

Al momento en el que el P. Daniel Segura Pozas, MG, se colocaba la bandera tunecina en sus manos, se acercó un señor que sonriente y muy amable hizo el gesto de dar unas flores al padre para que salieran en la foto. Quise pensar que él se dirigía al encuentro de alguien conocido para darle la bienvenida. Al tomar la foto se despidió diciendo: “¡Bienvenidos!”.

 

El gesto me marcó de tal manera que inmediatamente vi la respuesta de Dios a través de María. Como ustedes saben, el Acontecimiento Guadalupano inicia con los cantos de pájaros y termina con las flores; estas dos palabras eran utilizadas por el náhuatl para hablar sobre algo verdadero. Las flores, por tanto, son la prueba más alta, la respuesta final que la Virgen de Guadalupe le entrega a Juan Diego para llevarla al obispo. Es por ellas que la imagen de la Virgen se queda grabada de forma permanente en la tilma, la cual podemos contemplar desde entonces.

 

Como toda nueva experiencia, estar en Túnez nos llenaba de emoción, de alegría al poder cumplir con el mandato de ir a anunciar el Evangelio. Sin embargo, junto a esta emoción, se encontraba la incertidumbre y quizá la pregunta sobre si seríamos capaces de responder de la mejor manera al llamado del Señor. Creo firmemente que el gesto de aquel hombre, que sin conocernos nos ofreció las flores y nos dio la bienvenida, fue la respuesta de Dios. Aquel gesto silencioso manifestó, por medio de la belleza de las flores, que Nuestra Señora de Guadalupe nos anima, alienta nuestra esperanza y nos recuerda su maternal protección.

 

 

El primer mensaje que recibimos fue reconocer que esta experiencia es verdaderamente un llamado de Dios y el segundo, fue que la Virgen María de Guadalupe nos acompaña con su ternura y protección para hacer presente, en medio de este pueblo hospitalario, el mensaje de Jesús mediante nuestro testimonio.

 

¡Gracias por la generosidad de su apoyo! No dejen de rezar por nosotros para que nuestra presencia en este país musulmán hable del Evangelio, de tal manera que las personas puedan ver a Cristo en nuestras palabras, pero, sobre todo, en nuestro testimonio. Dios los siga bendiciendo.

 

¡Usted puede contribuir con las Misiones! Apoye para que más gente en el mundo conozca y viva el Evangelio. Contáctenos: Línea Misionera 800 00 58 100, de lunes a viernes, de 8:30 a 18:00 horas, tiempo del centro de México.

 

Comparte esta nota:

Te puede interesar

Aviso de Privacidad | Contacto: padrinosmg@misionerosdeguadalupe.org